tag:blogger.com,1999:blog-304984892024-03-21T10:19:34.378-03:00CrudosEnsayos, tribulaciones y bocetosCrudoshttp://www.blogger.com/profile/17769662951271834123noreply@blogger.comBlogger1219125tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-87439074429356864782023-12-03T09:44:00.006-03:002023-12-03T09:44:28.645-03:00 Delito y ostentación ¿Por qué vestirse de chorro para salir a robar?<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjH9rGx1BCJeXfDdGC2lVuIzgGUQ6DO80WyDXcKmVwFHCPomeyuVxJC6oA8LE3LPTMJx-V4AvRp4oTtakGJjlTVvkYsL3fxkgiKNEsrDXQxaoLaaM1rvB8OlXInmS1J2OFjpTwAzngKW_JUc0CouKfr9FBYYu3WfGzxJp07No51InETc-j6v8s1aw/s3188/Payaso%20atrevido%20Mauro%20Gentile.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3188" data-original-width="2219" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjH9rGx1BCJeXfDdGC2lVuIzgGUQ6DO80WyDXcKmVwFHCPomeyuVxJC6oA8LE3LPTMJx-V4AvRp4oTtakGJjlTVvkYsL3fxkgiKNEsrDXQxaoLaaM1rvB8OlXInmS1J2OFjpTwAzngKW_JUc0CouKfr9FBYYu3WfGzxJp07No51InETc-j6v8s1aw/w446-h640/Payaso%20atrevido%20Mauro%20Gentile.JPG" width="446" /></a></div><br /> <p></p><p style="text-align: right;"><b><span style="font-size: medium;">Por Esteban Rodríguez Alzueta*</span></b></p><p style="text-align: right;"><b><span style="font-size: medium;"><br /></span></b></p><p style="text-align: left;">En las últimas décadas la cultura delincuente –profesional y adulta–
que organizaba gran parte del mundo del delito predatorio se fue
desdibujando. No es un proceso nuevo y lleva varios años consolidado. Es
muy común escuchar todavía en las cárceles, en boca de los viejos
chorros, con antecedentes y mucha experiencia, que “se rompieron los
códigos”, que “la calle se pudrió”, “ya no es lo que era antes”. Son
afirmaciones hechas con nostalgia e indignación. Nostalgia, porque sus
reflexiones están hablando de un mundo que ya no existe; e indignación,
porque aquellos chorros se saben desplazados, fuera y dentro de la
cárcel, por estos nuevos e intrépidos actores. En otras palabras: los
códigos de la delincuencia plebeya que ordenaban el delito y sus
violencias, adentro y afuera del barrio, adentro y afuera de la cárcel,
no solo ya no detienen las transgresiones o las violencias excedentes,
sino que tampoco operan como marco de interpretación de la conducta
propia en relación a la ajena. Los viejos códigos que reproducían las
jerarquías en el mundo del delito han perdido eficacia.</p><p>Uno de los criterios más importante que orientaba las acciones de los
chorros era la discrecionalidad. El código imponía una performance
vertebrada alrededor de la simulación. Nadie salía a robar con un cartel
en la frente que decía “soy chorro”, “voy a robar”. Como me cuentan
algunos amigos presos: “Se salía bien careta”, “había que ponerse cheto
para la ocasión”, “no llamar la atención”. Por el contrario, cuando uno
revisaba las carpetas <em>modus operandi</em> de las policías que
reunían las fotografías de las personas detenidas inmediatamente después
o durante los hechos, o las filmaciones de las cámaras de seguridad que
suelen ser utilizadas por algunos programas de televisión, se
encontrará con un estereotipo o, mejor dicho, se sorprenderá que los
estereotipos que tenemos sobre los delincuentes no están muy alejados de
la realidad. No estoy hablando de todos los delitos predatorios sino
sobre todo de los delitos callejeros, especialmente, los atracos o
arrebatos en la vía pública.</p><p>¿Qué está sucediendo acá? ¿Por qué los llamados pibes chorros se
visten de chorros para salir a robar? En este artículo me gustaría
explorar algunas respuestas muy provisorias para estas preguntas que
todavía tienen mucho trabajo de campo por realizar.</p><p> </p><h3>El pibe chorro hiperreal</h3><p>Hace unos años, en el libro <em>Hacer bardo</em>, empleamos la categoría <em>pibe-chorro-hiperreal</em>
para designar a aquellos adolescentes que no cometían delitos pero se
vestían, caminaban, posaban y hablaban como nos decían que se vestían,
caminaban, posaban y hablaban los pibes chorros de su barrio. Aquellas
pantomimas eran más verdaderas que la realidad. No sólo porque estaban
hechas con nuestros prejuicios y temores, sino porque también nos
contaban de algunos consumos y actitudes de muchos jóvenes que se
identificaban con la <em>nueva cultura criminal</em>. Una cultura que no
estaba hecha solo de delitos callejeros sino de mucha esquina, jodas
privadas, fútbol, usos de drogas ilegalizadas, motitos tuneadas, aguante
a la violencia policial y bardeo a los vecinos ortivas. Una cultura
sembrada de pistas falsas, donde no todos sus integrantes están
comprometidos con el delito, y otros sólo suelen derivar hacia el delito
para divertirse o motorizar la grupalidad.</p><p>La nueva cultura de masas propone un estereotipo de delincuente
juvenil que, con el paso del tiempo, después de tanta producción
cinematográfica, tanta serie, tanta música, tanta noticia o “informes
especiales” enlatados, y tanto olfato policial, se ha convertido en una
imagen seductora o muy atractiva, en otra profecía auto-cumplida. No
sólo porque ofrece un modelo de éxito y sensual para las biografías que
no tienen demasiado porvenir u horizonte, sino porque aporta buenas
dosis de adrenalina y abre un campo de experiencias para saber lo que
puede un cuerpo. Un modelo que, dicho sea de paso, está a la altura de
la subjetividad neoliberal: carreras individuales en un mundo donde rige
la ley del más fuerte, donde lo que importa no solo es tener sino ser
una persona reconocida. Un reconocimiento atado a la tenencia de
determinados objetos encantados que se disponen para ser puestos de
manifiesto.</p><p>El universo del pibe chorro es del orden de los simulacros
entremezclados. Un juego donde se trenzan fabulaciones y
sobre-fabulaciones. Un mundo hiperreal con consecuencias (¿mágicas?)
concretas en la vida real. Ese imaginario hiperreal, sobre-fabulado,
montado sobre los estigmas fantasmáticos y fabulados por los vecinos que
habilita la violencia policial, se convierte en un insumo para
responder la pregunta del millón con los que se miden estos jóvenes:
quién soy yo.</p><p>Hablamos de híper-realidad no sólo para dar cuenta de nuestra
incapacidad para distinguir la realidad de los fantasmas que nos
asedian, sino para nombrar las fantasías que despiertan en los jóvenes
cuando la ficción puede ser la oportunidad para desquitarse de la
realidad. Los pibes de carne y hueso no son inmunes a los estigmas.
Mucho más cuando el mercado se apropia de ellos y los devuelve con
prestigio. Los jóvenes toman esos fantasmas y montan una pantomima.</p><p>El pibe chorro es el joven que se puso a la altura de nuestros
prejuicios, que se montó sobre nuestros fantasmas, que se ríe y divierte
actuando nuestros temores, las fábulas que hemos contado durante mucho
tiempo sobre él. Dicho en otras palabras: es el joven que sobre-fabula
arriba de nuestras fábulas. He aquí, entonces, otro círculo vicioso. Ya
lo dijo Norbert Elias: dale a un grupo un nombre malo que ese grupo
tenderá a vivir según él.</p><p> </p><h3>En busca del cartel</h3><p>La investigadora rosarina Eugenia Cozzi, en su libro <em>De ladrones a narcos,</em>
nos cuenta las transformaciones del delito en el ambiente criminal.
Ladrones que se hicieron narcos, ladrones que se enfrentaron a los
narcos, narcos que tentaron a los jóvenes que venían pendulando entre el
trabajo precario, el ocio forzado y algunas transgresiones más o menos
violentas, jóvenes tiratiros que hicieron de la violencia un vector para
hacerse un lugar en ese mundo cada vez más estrecho, infame. Cozzi
llama a estar atentos al <em>giro expresivo</em> del delito: detrás de
las disputas interpersonales entre grupos de jóvenes en los barrios
plebeyos donde se dirimen sus picas y broncas a los tiros; y detrás de
las expectativas que despierta el universo transa, está la <em>búsqueda de cartel</em>.</p><p>Para entender la importancia que tiene el <em>cartel </em>o la fama
en el barrio, para comprender la centralidad que tiene la acumulación de
capital simbólico en las disputas interpersonales, no hay que perder de
vista la impotencia instituyente o la crisis del lazo social de las
instituciones tradicionales. Hace rato que la familia, la escuela y el
mundo del trabajo dejaron de proveer los marcos para desarrollar
experiencias sociales, y los insumos morales para componer una
identidad.</p><p>El lugar que tuvieron aquellas instituciones o trincheras culturales
lo fue ocupando el mercado, cada vez más prepotente y con la capacidad
de interpelar a los jóvenes –y no solamente a los jóvenes– para que
asocien sus estilos de vida a determinadas pautas de consumo. Un mercado
mediado por las experiencias situacionales que fueron desplegando los
grupos de jóvenes en los barrios. Se sabe, los consumos nunca son
pasivos. Se lee el mercado a través de la grupalidad, de los usos
creativos que los jóvenes van innovando.</p><p>Ahora bien, no solo los vecinos del barrio y del resto de la ciudad y
sus periodistas etiquetan a los jóvenes de su barrio, sino que los
mismos pibes se la pasan colgando cartelitos que o bien devalúan,
cuestionan o impugnan el prestigio con el que se hacen presentes en el
espacio público, o bien lo confirman, certifican o inflan ese cartel. El
cartel no se gana de una vez y para siempre, es relativo y relacional.
Tener un cartel o un nombre es estar dispuesto a defender el cartel,
hacerlo valer. Un cartel que no siempre prestigia a los actores, a veces
quema, generándoles dificultades extras con las cuales deberán aprende a
lidiar.</p><p>Cuando el mundo se desproletariza y las escuelas están cada vez más
lejos del mundo de estos jóvenes, las experiencias grupales en el barrio
adquieren mayor centralidad. La manera de <em>tener un cartel </em>que
les permita hacer frente a los estigmas que pesan afuera pero también
adentro del barrio, llevará a muchos jóvenes a vincularse o coquetear
con experiencias criminales callejeras rimbombantes. En efecto, la
manera de transformar la vergüenza en orgullo, de emblematizar los
estigmas, será a través de experiencias hechas de violencias y
ostentación. Una violencia emotiva pero también expresiva, dos
dimensiones que no hay que perder de vista si se quiere comprender las
novedades del nuevo ambiente.</p><p>Los jóvenes invierten mucho tiempo y toman demasiados riesgos en
busca del cartel que les devuelva un lugar en un mundo que se les va
haciendo cada vez más estrecho. No es casual que posen y hagan alarde en
sus redes sociales con armas y los objetos robados. Entrenan un
personaje de tipo duro que después necesitarán para salir a robar. Los
jóvenes van en busca de un reconocimiento y están dispuestos a pagar un
alto precio por el mismo. Saben que la fama llega también con
difamación, pero se contentarán con la admiración y el espanto que
despiertan en su entorno cercano.</p><p> </p><h3>El fetichismo de la expresividad</h3><p>Los jóvenes que delinquen no son extraterrestres, forman parte de la
cultura de la época tomada por las identidades. Hoy se está consolidando
una transformación de largo aliento: la expresividad. Un nuevo mandato
impone el mercado y la cultura de la identidad. La búsqueda de la
expresividad en la vida cotidiana, sea en el tiempo libre, en la vida
fuera del trabajo y en el alejamiento y rechazo al trabajo. No hay en
los pibes chorros una contracultura o, en todo caso, las formas
contraculturales que se desarrollan en el ambiente no tardan en ser
captadas y transformadas en nuevas mercancías universales y
universalizables. Prueba de ello son las figuras L-Gante, Zaramay, Yung
Beef o Bren Legui “la diabla”.</p><p>Jóvenes que se desplazan por la ciudad tirando cortes con sus motos,
que escuchan música a todo volumen en el espacio público usando
parlantes portátiles con Bluetooth, que miran <em>reels</em> o videos de <em>TikTok</em> o <em>YouTube</em>
en el bondi o el tren sin usar auriculares, que dialogan de manera
provocativa y en voz alta, todo eso sin importarles si el otro está
trabajando, estudiando, queriendo descansar o hay un hospital en la otra
cuadra. Ahora se trata de “yo”, de la expresividad y primacía del yo.
La demanda constante de reconocimiento impone la invasión del espacio
del otro, la degradación de la vida en común. Como dice el Indio Solari
en <em>El tesoro de los inocentes</em>: “Juegan a ‘primero yo’ y después
a ‘también yo’ y a ‘las migas para mí’”. Los jóvenes –y no solamente
los jóvenes– solo quieren llamar la atención, no ser uno más en la
sociedad, ya no se sienten parte de ningún colectivo. Encima tienen al
mercado de su lado que los alienta a hacerlo sin culpa ni devoción.</p><p>Quiero decir, salir a robar es salir a tirar facha. Salir a robar es
la oportunidad de tener un cartel fachero. La facha con la que se roba
nos habla de la continuidad que existe entre el ocio forzado, el robo y
la joda. Tres actividades que exigen el mismo vestuario, la misma pose,
el mismo cartel. No hay ninguna línea que separe la diversión del
“trabajo”. Salir a robar es salir a ostentar, ganarse la atención de
todos, la admiración de los pares y las pibas pero también el temor del
resto de los transeúntes.</p><p> </p><h3>Payasos atrevidos</h3><p>No es casual que los chorros o viejos ladrones –que todavía se
sienten interpelados por los códigos de la delincuencia tradicional–
tomen distancia de estos jóvenes atrevidos, cada vez más duros, que usan
la violencia de manera emotiva y expresiva, no instrumental, y los
llamen “rastreros”, “cachivaches”, “anti-chorros” o “giles”.</p><p>Como nos contaba una persona que entrevistamos en un penal: “son unos
payasos”, “me hacen reír, dan lástima”, “andan disfrazados por la vida,
se pasean con cara de malitos y solo lastiman a la gente grande o los
niños, indefensa, picoteando en grupo, y encima por un celular”.</p><p>La figura del “ladrón” subsiste como reserva moral en el ambiente, no
solo porque les permite a los chorros auto-percibirse como actores “con
códigos” que los separan y distinguen de los otros actores que imperan
en el barrio (los transas y rochos), que no solo les agregan más
violencia a los delitos, sino que han contribuido a degradar las redes
de solidaridad social.</p><p>Termino y lo hago con otra canción del Indio Solari, <em>Pogo</em>,
donde escuchamos: “Comen de la Cajita Feliz / Y bailan el pogo del
payaso asesino”. En efecto, si tuviéramos que buscar una imagen
arquetípica para ilustrar una tendencia, parte del delito juvenil hoy
día, apelaríamos a la figura del payaso. Un payaso es una caricatura
hecha de alegría y tristeza a la vez. A juzgar por sus acciones, es
difícil saber dónde termina la diversión y empieza la agresión. Su
rostro está hecho de muecas que el maquillaje no consigue disimular,
portando un vestuario que los encanta y delata a la vez. Se mueven por
la ciudad y el barrio haciendo pantomimas, ostentando un cartel que
puede costarles demasiado caro. Se sabe, no es bueno agitar banderitas
en un mar regados con tiburones.</p><p> </p><p>
</p><h5><strong>* Este ensayo fue publicado en <a href="https://www.elcohetealaluna.com/delito-y-ostentacion/">El Cohete a la Luna</a> en la edición del domingo 3 de diciembre de 2023. La ilustracion fue realizada especialmente por el artista rosarino Mauro Gentile. </strong></h5>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-77402580731350057692023-11-29T11:51:00.000-03:002023-11-29T11:51:03.920-03:00De la agenda social a la agenda cultural: una agenda minoritaria, culposa y sentimental <p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvU0vvW_6ZI8XlGVsP74F6GnJs88NS4UO62J9lWIJmvwGL4oO2ZlDPXfYj2A6RfEd1aSb3yq8jiFGd4_C9R-ccR59Wjr32VvtrrbIideU8UBoKQd9Boe2QQHsXStkKkPT9nNZ-YM47gYpXF1t4jYf3oxjPECjzAfAZe1mvGiguiiD5RrIik4yN7A/s1061/El%20mundo%20soy%20yo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1061" data-original-width="1061" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvU0vvW_6ZI8XlGVsP74F6GnJs88NS4UO62J9lWIJmvwGL4oO2ZlDPXfYj2A6RfEd1aSb3yq8jiFGd4_C9R-ccR59Wjr32VvtrrbIideU8UBoKQd9Boe2QQHsXStkKkPT9nNZ-YM47gYpXF1t4jYf3oxjPECjzAfAZe1mvGiguiiD5RrIik4yN7A/w640-h640/El%20mundo%20soy%20yo.jpg" width="640" /></a></div><br /> <p></p><p><br /></p><p style="text-align: right;"><span style="font-size: medium;">Por <strong>Esteban Rodríguez Alzueta</strong> (*)</span></p><p style="text-align: right;">En las últimas dos notas que escribimos para <em><a href="https://malaspalabras.org/" rel="noreferrer noopener" target="_blank">Malas Palabras</a></em> venimos analizando <strong>la derechización social</strong>. Una tendencia –sostuvimos– que se explica en<strong> la incapacidad de la política para escuchar y representar a las mayorías</strong>,
pero también en la dificultad que tienen los expertos para empatizar y
adoptar una mirada sensible sobre las cosas, esto es, en la arrogancia
de los académicos y su desconexión con los problemas de la calle. </p><p>En este artículo me gustaría agregar un tercer factor: la culturización de los progresismos y las izquierdas; <strong>el desplazamiento de la agenda igualitaria o social por una agenda jurídica o cultural</strong>
que girará en torno a la lucha por el reconocimiento de las minorías y
sus derechos. En otras palabras, el avance de la derecha no hay que
buscarlo en el surgimiento de expresiones anti políticas sino en la
desconfianza social que despertaron algunas militancias universitarias
para-estatales o seducidas por el Estado, que invirtieron mucho tiempo
en problematizar y cuestionar modos de obrar, sentir y hablar de la
sociedad, restando su atención a las cuestiones sociales que nunca
terminaron de resolver o completarse. </p><h2><strong>La búsqueda de reconocimiento: madre de todas las batallas</strong></h2><p><strong>El bienestar de las clases medias durante la “década ganada” terminó distanciando a la izquierda y el progr</strong>esismo
de las mayorías, desplazando al mundo universitario hacia políticas no
mayoritarias. El proceso fue paulatino, sentimental, y se llamó
“ampliación de derechos”. </p><p>Incluso la crisis social que sobrevino después, con el macrismo,
lejos de despabilar a los universitarios tomados por las lógicas del
Estado los aferró en la dirección opuesta. Es entendible, fascinados
consigo mismos pero llenos de culpa, tendieron a aferrarse allí donde se
movían como pez en el agua: hacia <strong>la búsqueda del individualismo expresivo y narcisista</strong>
que se tramita a partir del grupo más cercano que se frecuenta, hacia
el propio entorno que comparte o comulga los mismos estilos de vida y
las mismas pautas de consumo. Porque, en última instancia, la pregunta
por la identidad es una cuestión que se responde –también– con los
aportes generosos, aunque costosos, del mercado, proveedor de cervezas,
recitales y festivales, series y memes, viajes por el mundo, vestuarios
variopintos y otros consumos culturales más o menos excéntricos para
todos los gustos. Una identidad cuya mejor síntesis se organizará con
los algoritmos. En otras palabras: <strong>ustedes naveguen que el mercado se encargará de juntarlos según las afinidades electivas, autoexpresivas y emotivas</strong>. </p><p>De tanto hablar de los derechos de las minorías <strong>el progresismo cultural se olvidó de las mayorías</strong>,
fue perdiendo conexión no solo con los movimientos sindicales sino con
los sectores plebeyos organizados alrededor de otros movimientos
sociales. La solidaridad estuvo mediada según otras cuestiones que
comenzaron a gravitar más en la agenda de la militancia universitaria
para-estatal: el género, la raza, la edad y el dolor de la víctima. </p><p>El desapego de los especialistas va de la mano del alejamiento del
progresismo y las izquierdas universitarias respecto de las mayorías. <strong>El progresismo y la izquierda en general, hicieron de las minorías una cuestión cada vez más central</strong>.
A medida que estos actores se fueron haciendo más sofisticados,
descoloniales, multiculturales, interseccionales, antipatriarcales,
transfeministas, marrones, ecologistas o ruralistas, fueron tomando
distancia de las grandes mayorías. Todas expresiones que maduraron y
expandieron, centralmente, al interior de los recintos universitarios de
las grandes ciudades. Curioso, una universidad que siempre estuvo
atenta a las mayorías fue derivando hacia posiciones minoritarias hasta
convertir a la universidad pública en una suerte de enclave social. No
es casual que el movimiento estudiantil ya no esté en las calles
acompañando los conflictos de las mayorías como lo supo hacer en los ´90
con los desocupados o en los ´60 y ´70 con los trabajadores. Mucho
menos sus docentes o investigadores. <strong>La izquierda se volvió minoritaria, cultural y sentimental</strong>, empezó a girar en torno al fetichismo de la identidad narcisista. </p><p>Dice Francis Fukuyama en su libro <em>Identidad</em>: “El problema de
la izquierda contemporánea son las formas particulares de identidad a
las que decide prestar cada vez más atención. En lugar de fomentar la
solidaridad en torno a grandes colectividades como la clase trabajadora o
los explotados económicos, se ha centrado en grupos cada vez más
pequeños marginados de maneras específicas.” </p><p>La autorrealización del individuo y su grupo es prioritaria respecto a
las necesidades de la sociedad en general. Es curioso también, porque a
medida que los individuos se amontonan y la vida se urbaniza, los
individuos reniegan de su condición gregaria para comenzar a
autopercibirse como los nuevos Robinson Crusoe. Cada grupo hizo del
entorno una isla con la pretensión de que todo el resto de las cosas
girase a su alrededor. El grupo de pares se convirtió en un medio para
fortalecer la autoestima y transformar la vergüenza en orgullo, el
estigma en emblema y las carencias morales en potencias culturales. <strong>La búsqueda de reconocimiento se transformó en la madre de todas las batallas</strong>. </p><p>Una cultura permeada por los modelos terapeutas que nos convencieron
que la felicidad del individuo dependerá de la autoestima y ésta, en un
subproducto del reconocimiento del entorno afín. <strong>Hablamos de izquierdas permeadas por la sociabilidad neoliberal que se promueve desde las redes sociales.</strong>
¿Acaso FB o IG no nos enseñaron que nuestros amigues son aquellos que
comparten más o menos los mismos gustos, leen los mismos libros, gustan
de las mismas series, las mismas canciones, trasnochan en los mismos
lugares, gustan de las mismas bandas, votan a los mismos candidatos,
leen los mismos diarios, miran el mismo canal de televisión, escuchan
los mismos podcast o programas de radios, se indignan de los mismos
dramas que nosotres? Y si alguien no se adecua a mi identidad o
manifiesta tener otro sentimiento, no lo aceptamos o le damos de baja,
lo cancelamos y reportamos a las autoridades del mercado. Peor aún, si
entrometes tu vida en una identidad ajena correrás el riesgo de ser
denunciado por “apropiación cultural”. El mero hecho de mezclar
inspiraciones culturales se torna cada vez más sospechoso. </p><p>Las políticas de la identidad llevaron a la cúspide la cuestión del
reconocimiento hasta convertir lo personal en una cuestión política,
hasta ya casi no poder diferenciar entre la vida interna y el mundo
externo. Ahora “el mundo soy yo”. Giro sensiblero de la agenda cultural.<strong> El sentimentalismo nos dejó a merced de la culpa</strong>. Como señaló Mark Fisher en <em>K-Punk</em>:
“La gente se tiene que sentir mal: es una señal de que comprenden la
gravedad de las cosas. Está bien tener privilegios de clase si uno
siente culpa por ello y hace que quienes están en una posición de clase
más subordinada también se sientan culpables.” Militantes que se sienten
el centro del mundo, que creen que todo gira en torno a elles, y, por
tanto, creen que, en virtud de sentirse culpables por las injusticias
del mundo que padecen las minorías, aquellos también lo son. </p><p>Una militancia bienpensante y políticamente correcta que no nos
invita a reflexionar y asumir compromisos políticos sino a sentir lo
mismo que sienten elles y empatizar con la minoría en cuestión. Natalia
Carrillo y Pau Luque llamaron a este fenómeno <em>hipocondría moral:</em> <strong>Sentir culpa por hechos en los que no participan directamente</strong>.
Actores que sienten y trafican culpa, que hicieron de la culpa una
manera paradójica de tomar distancia y descomprometerse. Porque <strong>estos grupos culposos confundieron la empatía con la solidaridad, la hipocondría moral con la responsabilidad política</strong>. </p><p>No estoy diciendo que el progresismo y la izquierda tengan que
renunciar a una agenda cultural, sino aprender a equilibrar el interés
por las minorías con el interés de las mayorías. Los pobres, viejos y
nuevos, siguen siendo la gran mayoría. </p><p>Quiero decir: <strong>Las políticas de la identidad, no solo
descomprometieron a estos universitarios, sino que los llenaron de un
profundo resentimiento </strong>que luego cargaron a la cuenta de los
discursos de odio que empezaron a ver por doquier. Gente muy sensible
que reniega del humor si no es practicado por los standaperos que ellos
consumen. </p><div class="wp-block-image"><figure class="aligncenter size-full"><img alt="" class="wp-image-11713" height="753" loading="lazy" sizes="(max-width: 680px) 100vw, 680px" src="https://malaspalabras.org/wp-content/uploads/2023/11/meme-esteban.jpg" srcset="https://malaspalabras.org/wp-content/uploads/2023/11/meme-esteban.jpg 680w, https://malaspalabras.org/wp-content/uploads/2023/11/meme-esteban-271x300.jpg 271w, https://malaspalabras.org/wp-content/uploads/2023/11/meme-esteban-128x142.jpg 128w" width="680" /></figure></div><h2><strong>El riesgo de una derecha loca</strong></h2><p>El repliegue cultural o identitario y la expansión victimista o
sensiblera de las izquierdas no solo ha permitido que los trabajadores y
los pobres piensen que dichos entornos los ignoran. También permitió
que <strong>la derecha genere una enorme cantidad de hostilidad contra las universidades</strong> y allanó el campo a los demagogos de la derecha. </p><p>No estamos diciendo que la culturización y victimización de las
agendas universitarias sean la causa de la derechización social. La
derechización y sus retóricas tienen múltiples factores. En estas tres
notas exploramos tres de ellos y sugerimos además que se trata de un <a href="https://malaspalabras.org/el-declive-de-la-razon-experta/" rel="noreferrer noopener" target="_blank">fenómeno complejo</a> , es decir, fenómenos que hay que leer al lado de otros fenómenos que, algunas veces, nos involucra o toca de cerca. </p><p><strong>La izquierda y el progresismo le han estado regalando a la derecha las mayorías, sus intereses, sus sentimientos</strong>;
el desentrañamiento, interpretación y representación de sus vivencias.
El riesgo que puede pagar por ello es grave, porque está visto que puede
aparecer cualquier fanático o demagogo, captar ese vacío y, como dijo
Rorty, “conducir a las masas al frenesí”. </p><p>No hay que perder de vista que el telón de fondo para las mayorías
sigue siendo la cuestión social: cuando las cosas empeoran
económicamente, la consecuencia puede ser la transformación repentina de
las instituciones. Una situación que puede representar un peligro para
la democracia. </p><p><strong>Conviene no sub</strong>estimar la incertidumbre y bronca de
las mayorías. Cuando la gente se atemoriza y se pone a la defensiva,
empieza a mirar su alrededor buscando cómo dividir la sociedad entre
justos y pecadores para encontrar un chivo expiatorio, entre los cuales
pueden estar los políticos, los expertos, los universitarios. <strong>Las clases medias y plebeyas tienen buenas razones para tener miedo de su futuro económico y del futuro económico del país.</strong>
Por eso, cuanto más miedo tengan estos sectores más dispuestos estarán
en ver, en los actores disparatados, una señal que los identifique y
hacia la cual canalizar su resentimiento. Mientras el nivel de vida de
las mayorías en las democracias esté en peligro, peligran también los
gobiernos democráticos. </p><p>
</p><p>(*) Este artículo forma parte de una trilogía escrita especialmente para la <b><a href="https://malaspalabras.org/de-la-agenda-social-a-la-agenda-cultural-una-agenda-minoritaria-culposa-y-sentimental/">Revista Malas Palabras</a></b>, y publicado en el número de noviembre de 2023.</p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-64447676002177738132023-11-28T20:35:00.005-03:002023-11-28T20:35:45.349-03:00Presentación del libro "Desarmar al pibe chorro" en la Facultad de derecho de la UBA<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9a-Tb8hMQo_9lx_JOSIc1y6G0v6mFT8kIhXckZCuu06W7UejYOtuaIruS5aJxFR2uE29cWMkUnX2VgOmSb3ML44ZzLaBZ27h0kgokHf688jZHkPsZZLlYk_J-yvvcR1F_his25QBZoo5Gi7yHTcopapJMVG85xga7cgyuUAZevzwcH8fbnxyH8g/s1090/Presentaci%C3%B3n%20en%20UBA%20derecho.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1090" data-original-width="1080" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9a-Tb8hMQo_9lx_JOSIc1y6G0v6mFT8kIhXckZCuu06W7UejYOtuaIruS5aJxFR2uE29cWMkUnX2VgOmSb3ML44ZzLaBZ27h0kgokHf688jZHkPsZZLlYk_J-yvvcR1F_his25QBZoo5Gi7yHTcopapJMVG85xga7cgyuUAZevzwcH8fbnxyH8g/w634-h640/Presentaci%C3%B3n%20en%20UBA%20derecho.jpg" width="634" /></a></div><br /> <p></p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-49602416294236194422023-11-21T10:52:00.007-03:002023-11-21T10:52:53.253-03:00“Detrás del delito no está la pobreza, sino el consumo”<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgp1x4VeoHvI-Zq4BMQ1yxdKiOlx6EKZ4MCGLLFnVf7qsWEPDN8jHY1EPpgz36B8xF3xSDNUehmfS5zXiNblX8a9a4IcztAFQIkIVeo1lJJDIjhsGDrlQe4jlnuYdrLCLpwRSOcIwQ8iuqtWzvN54ZA25dmLcu7kaHvi0l5rmbO4a9pvF_HbzzdXA/s770/imagepng.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="432" data-original-width="770" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgp1x4VeoHvI-Zq4BMQ1yxdKiOlx6EKZ4MCGLLFnVf7qsWEPDN8jHY1EPpgz36B8xF3xSDNUehmfS5zXiNblX8a9a4IcztAFQIkIVeo1lJJDIjhsGDrlQe4jlnuYdrLCLpwRSOcIwQ8iuqtWzvN54ZA25dmLcu7kaHvi0l5rmbO4a9pvF_HbzzdXA/w640-h360/imagepng.webp" width="640" /></a></div><br /><p></p><section class="body-content" data-td-script-src="https://www.lmneuquen.com/js-custom/195/v2/jquery-3.6.0.min-min-version-1700539617.js,https://www.lmneuquen.com/js-custom/195/v2/functions/function-embeds-min-version-1700539617.js" data-twitter-link="https://twitter.com/intent/tweet?url=https://www.lmneuquen.com/c1073651&vía=lmneuquen&related=LM Neuquen&text=" style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: border-box; color: #5e5e5e; font-family: Roboto, "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><br /></p><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; text-align: right; vertical-align: baseline;"><b><span style="font-size: medium;">Entrevista de Guillermo Elia a Esteban Rodríguez Alzueta</span></b></p><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; text-align: right; vertical-align: baseline;"><br /></p><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">A la hora de revisar el delito juvenil comienzan a surgir nuevos elementos producto de lo dinámica que es la delincuencia. Ahora, los especialistas comienzan a observar que el delito de adolescentes y jóvenes no solo es más violento, sino que está más asociado al consumo que a la pobreza.</p></section><section class="body-content" data-td-script-src="https://www.lmneuquen.com/js-custom/195/v2/jquery-3.6.0.min-min-version-1700539617.js,https://www.lmneuquen.com/js-custom/195/v2/functions/function-embeds-min-version-1700539617.js" data-twitter-link="https://twitter.com/intent/tweet?url=https://www.lmneuquen.com/c1073651&vía=lmneuquen&related=LM Neuquen&text=" style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: border-box; color: #5e5e5e; font-family: Roboto, "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 16px; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Así lo explicó a LMN Esteban Rodríguez Alzueta, doctor en Ciencias Sociales, investigador de la Universidad Nacional de Quilmes y autor del libro “Desarmar al pibe chorro” por la editorial Didot.</p></section><section class="body-content" data-td-script-src="https://www.lmneuquen.com/js-custom/195/v2/jquery-3.6.0.min-min-version-1700539617.js,https://www.lmneuquen.com/js-custom/195/v2/functions/function-embeds-min-version-1700539617.js" data-twitter-link="https://twitter.com/intent/tweet?url=https://www.lmneuquen.com/c1073651&vía=lmneuquen&related=LM Neuquen&text=" style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: border-box; color: #5e5e5e; font-family: Roboto, "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 16px; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Rodríguez Alzueta, estará presente el 24 y 25 de este mes en Neuquén en el Primer Congreso Nacional Penal Adolescente y Juvenil.</p></section><section class="body-content" data-td-script-src="https://www.lmneuquen.com/js-custom/195/v2/jquery-3.6.0.min-min-version-1700539617.js,https://www.lmneuquen.com/js-custom/195/v2/functions/function-embeds-min-version-1700539617.js" data-twitter-link="https://twitter.com/intent/tweet?url=https://www.lmneuquen.com/c1073651&vía=lmneuquen&related=LM Neuquen&text=" style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: border-box; color: #5e5e5e; font-family: Roboto, "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 16px; font-stretch: inherit; font-variant-alternates: inherit; font-variant-east-asian: inherit; font-variant-numeric: inherit; font-variant-position: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><div class="embed_cont type_imagen" contenteditable="false" id="1001050-Libre-769368159_wrap" style="border: 1px solid rgb(208, 208, 208); box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: center; vertical-align: baseline;"><div class="embed_content" id="1001050-Libre-769368159_content" style="border: 0px; box-sizing: border-box; font: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><img alt="" data-td-src-property="https://media.lmneuquen.com/p/ecf29269493884c2f609b471bb658c37/adjuntos/195/imagenes/007/624/0007624436/770x0/smart/rodriguez-alzuetapng.png" height="undefined" id="1001050-Libre-769368159_embed" pinger-seen="true" src="https://media.lmneuquen.com/p/ecf29269493884c2f609b471bb658c37/adjuntos/195/imagenes/007/624/0007624436/770x0/smart/rodriguez-alzuetapng.png" style="border: 0px; box-sizing: border-box; font: inherit; height: auto; margin: 0px auto; max-width: 100%; padding: 0px; vertical-align: bottom; width: 768.4px;" title="" width="770" /></div></div><h3 style="border: 0px; box-sizing: border-box; color: inherit; font-family: "Encode Sans Semi Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.375em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 20px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Ruptura de los códigos</span></h3><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Rodríguez Alzueta cuenta que al observar el fenómeno a <span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: 600; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“la violencia actual ya no se la puede cargar a la cuenta de la instrumentalidad. Me parece que, durante mucho tiempo, por lo menos hasta fines de la década del 90 todavía los ladrones tenían códigos que se construyeron alrededor de la delincuencia adulta y profesional. E<span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">ra un código que sugería que no se podía robar en el barrio y afuera del barrio tampoco se podía lastimar a la gente. No se les robaba a los niños, a los viejos y a las mujeres. Y la violencia debía guardar una proporción de acuerdo a lo que se perseguía.</span> Ahora, lo que uno empieza a ver es que hay hechos que tienen un plus de violencia que nos está hablando de otra cosa. <span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Nos está mostrando el dibujamiento de esos consensos que se habían construido en el interior de la cultura del ladrón. Ya no hay código que ordene las transgresiones</span>”.</span></p><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Es producto de esta pérdida de código que <span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: 600; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“acá se está jugando otras violencias que son violencias emotivas y que son violencias expresivas también, que nos están hablando de otros procesos sociales que también han tenido lugar”</span>, aseveró el doctor en Ciencia Sociales.</p><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“<span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: 600; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Soy de la idea de que gran parte del delito callejero de hoy, en realidad no se lo explica en las desigualdades sociales y en la pobreza, están gravitando mucho más las desigualdades individuales que ha ido instalando el mercado</span>. Un mercado que interpela a todos los jóvenes y que ejerce presión para que adecuen sus estilos de vida a determinadas pautas de consumo. El mercado ocupa el lugar de la familia, la escuela y trabajo. Es decir, ese triunvirato clásico que durante mucho tiempo aportaba los insumos morales para que los jóvenes construyeran sus lazos y sus identidades se ha venido abajo.<span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"> Por eso, hoy detrás de del delito no está la pobreza, sino el consumo”.</span></span></p><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Para Rodríguez Alzueta <span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: 600; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“el consumo no genera conciencia social sino más ganas de querer consumir. El consumo puso a compararse a los jóvenes entre sí constantemente y las comparaciones son odiosas”, </span>resumió.</p><h3 style="border: 0px; box-sizing: border-box; color: inherit; font-family: "Encode Sans Semi Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.375em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 20px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">El plus de violencia</span></h3><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">El profesional también observa el in crescendo de la violencia a la hora de delinquir. Una violencia extrema que se ejerce para llevarse un celular, una bicicleta o la cartera de una abuela.</p><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: 600; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“No solamente te voy a robar el celular, sino que además te vas a pegar un cagazo y te voy a meter un tiro en las patas. Si entro a tu casa, te voy a atar y mear y de paso te cago arriba de la cama matrimonial. Ese es el plus de violencia que les permite construir una identidad de tipo duro”</span>, detalló investigador.</p><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">A su vez está la mirada que dan los medios sobre estos hechos <span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: 600; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“si los presentas como demonios, les estas subiendo el precio y ellos quieren que les subas el precio porque es una forma de sentirse Gardel”</span></p><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: 600; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“Yo creo que el sistema penal lejos de ser la respuesta al delito</span>, <span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: 600; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">forma parte del problema, porque lo que hace el sistema penal es subirle el precio al delito, vos llegas con un cartel a la cárcel y te vas con un cartel revaluado. Cuando estos jóvenes se dan cuenta que pueden pasar una temporada en algún penal en vez de ir a la escuela o de conseguir un trabajo en el mercado laboral formal, la pregunta que se hacen los pibes es ¿qué me puede dar el día de mañana a mí la cárcel? Es decir, transforman la fatalidad en una oportunidad”</span>, reveló el profesional</p><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Luego, Rodríguez Alzueta aclaró que <span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: 600; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“venimos de un Estado que se ha ido desentendiendo de la sociedad y de muchos problemas que hasta entonces constituía su razón de ser. Se desentendió de la educación, del trabajo, de los clubes y fue judicializando los conflictos. Es decir, los problemas, que antes se resolvían con otros actores, ahora son judicializados y</span> <span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: 600; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">se involucra cada vez más a los actores del sistema penal”</span>, concluyó.</p><div class="embed_cont type_imagen" contenteditable="false" id="1001051-Libre-814507352_wrap" style="border: 1px solid rgb(208, 208, 208); box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: center; vertical-align: baseline;"><div class="embed_content" id="1001051-Libre-814507352_content" style="border: 0px; box-sizing: border-box; font: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><img alt="" data-td-src-property="https://media.lmneuquen.com/p/91e01762f46b3e54afb575ad3fada42f/adjuntos/195/imagenes/007/624/0007624437/770x0/smart/rodriguez-alzueta1png.png" height="undefined" id="1001051-Libre-814507352_embed" pinger-seen="true" src="https://media.lmneuquen.com/p/91e01762f46b3e54afb575ad3fada42f/adjuntos/195/imagenes/007/624/0007624437/770x0/smart/rodriguez-alzueta1png.png" style="border: 0px; box-sizing: border-box; font: inherit; height: auto; margin: 0px auto; max-width: 100%; padding: 0px; vertical-align: bottom; width: 768.4px;" title="" width="770" /></div></div><h3 style="border: 0px; box-sizing: border-box; color: inherit; font-family: "Encode Sans Semi Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.375em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 20px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Efecto <span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Vaca Muerta</span></h3><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Es sumamente interesante la mirada que Rodríguez Alzueta tiene de Neuquén, la provincia que se proyecta desde hace más de una década como la salvación de todo el país.</p><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">“<span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: 600; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Me parece que Vaca Muerta está generado muchas desigualdades sociales</span>. <span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Vos tenías barrios donde la gente ganaba más o menos lo mismo, hoy en día vamos a encontrar en un barrio del oeste gente que gana muy bien y gente que gana muy mal y hablamos solo del mercado laboral formal. Si a esto le sumas que hay gente que está desocupada, otra que vive rotando entre la ayuda social, otros que hacen changas, entonces vos tenés que en un mismo barrio las desigualdades sociales se han multiplicado</span></span><span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; font-weight: 600; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"> ”</span>, describió con muy buen ojo el especialista que está pronto a visitar Neuquén.</p><p style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Roboto Condensed", "Helvetica Neue", Arial, sans-serif; font-feature-settings: inherit; font-kerning: inherit; font-optical-sizing: inherit; font-size: 1.125em; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-variation-settings: inherit; line-height: 1.6em; margin: 0px 0px 25px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><span style="font-weight: inherit;">*Esta entrevista fue publicada en el diario </span><b><a href="https://www.lmneuquen.com/policiales/detras-del-delito-no-esta-la-pobreza-sino-el-consumo-n1073651">LM Neuquén</a></b><span style="font-weight: inherit;"> el lunes 20 de noviembre de 2023. </span></p></section>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-6311600599102421182023-11-18T17:00:00.005-03:002023-11-18T17:00:47.694-03:00Yuta brava en la Fiesta del Monstruo, un podcast de Radio Trinchera <p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwF8Rp_W0fTH4MAhQMuhoakgi0cMJZqVBs9RWOruVf5CS3IuFjsvri9mvqBCqwn9rDSstiuB7mlZo-hcQyKD169i1ay25S1yi32M0ZsyAC3nVrHC7weNV-ZCqhfwssvN83Hfs1-J1AXXHOKfHo1CzQ2Ya8dCV-1PKlUlEFilYoIQex94QiPS7VlA/s894/La%20fiesta%20del%20monstruo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="894" data-original-width="894" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwF8Rp_W0fTH4MAhQMuhoakgi0cMJZqVBs9RWOruVf5CS3IuFjsvri9mvqBCqwn9rDSstiuB7mlZo-hcQyKD169i1ay25S1yi32M0ZsyAC3nVrHC7weNV-ZCqhfwssvN83Hfs1-J1AXXHOKfHo1CzQ2Ya8dCV-1PKlUlEFilYoIQex94QiPS7VlA/w640-h640/La%20fiesta%20del%20monstruo.jpg" width="640" /></a></div><p><br /></p><p><br /></p><p></p><div class="" dir="auto"><div class="x1iorvi4 x1pi30zi x1l90r2v x1swvt13" data-ad-comet-preview="message" data-ad-preview="message" id=":Rlataul9l9aqqd9emhpapd5aqH2:"><div class="x78zum5 xdt5ytf xz62fqu x16ldp7u"><div class="xu06os2 x1ok221b"><span class="x193iq5w xeuugli x13faqbe x1vvkbs x1xmvt09 x1lliihq x1s928wv xhkezso x1gmr53x x1cpjm7i x1fgarty x1943h6x xudqn12 x3x7a5m x6prxxf xvq8zen xo1l8bm xzsf02u x1yc453h" dir="auto"><div class="xdj266r x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs x126k92a"><div dir="auto">Ya pueden escuchar por la plataforma de Spotify el lado B del primer episodio del podcast La Fiesta del Monstruo, YUTA BRAVA, dedicado a desarmar algunos mitos y lugares comunes en torno a las policías en el que participe junto a la antropóloga Sabina Frederic y el cadete de la Policia Federal, Ivan. Todo eso guionado, realizado y producido por Radio trinchera. </div><div dir="auto"><br /></div><div dir="auto"><a href="https://open.spotify.com/episode/3O4ZOtSQIMCi5euMVXQ4pX?si=ca9e0b9941554047">Pasen y escuchen acá. </a></div><div dir="auto"><br /></div></div></span></div></div></div></div><p> </p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-58450714098607406252023-11-09T08:32:00.001-03:002023-11-09T08:32:09.067-03:00Presentación en la UNQ: Desarmar al pibe chorro<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikk2p0T08S5LXsX-PxlS4qUmClUiNHV7KjJuS-JHBuiKdb-_Rh6cUlWPdk4TuAVmg2bJzpM_OoX7EqfYyZjJVphxp_lV_ecFfFI63B5GGFh7gSDrbvtXDSjI2R7CpVvgXHn-4cfjDKIn_SQ-0_zTKVOLZ9luvV0ItYAdLnTZQnFr4kgErbCFJWAQ/s1081/Presentaci%C3%B3n%20en%20la%20UNQ.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1081" data-original-width="1080" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikk2p0T08S5LXsX-PxlS4qUmClUiNHV7KjJuS-JHBuiKdb-_Rh6cUlWPdk4TuAVmg2bJzpM_OoX7EqfYyZjJVphxp_lV_ecFfFI63B5GGFh7gSDrbvtXDSjI2R7CpVvgXHn-4cfjDKIn_SQ-0_zTKVOLZ9luvV0ItYAdLnTZQnFr4kgErbCFJWAQ/w640-h640/Presentaci%C3%B3n%20en%20la%20UNQ.jpg" width="640" /></a></div><br /> <p></p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-80005896863235582882023-11-05T10:00:00.003-03:002023-11-05T10:00:39.426-03:00Robar y lastimar<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEWjHrt9iIqLC6vsvVZ6UKPvl1LP-XgG-vp7uWbfU5ZRPWV9ZYd1fGLXXJ6VOklS8AxH0Fg89mxa6E6G4mlYZEMpzyxN0LBstr9dTwIgM7NZH6qpU8ZrkCJ8HBXx9uAFN9XSHLkf1VsZWpaZQH_E-TzsQ0ORwHTltnhNoTZstdOv8IUPRB0akddw/s3389/ROBAR%20Y%20LASTIMAR-Mauro%20Gentile.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3389" data-original-width="2462" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEWjHrt9iIqLC6vsvVZ6UKPvl1LP-XgG-vp7uWbfU5ZRPWV9ZYd1fGLXXJ6VOklS8AxH0Fg89mxa6E6G4mlYZEMpzyxN0LBstr9dTwIgM7NZH6qpU8ZrkCJ8HBXx9uAFN9XSHLkf1VsZWpaZQH_E-TzsQ0ORwHTltnhNoTZstdOv8IUPRB0akddw/w464-h640/ROBAR%20Y%20LASTIMAR-Mauro%20Gentile.jpg" width="464" /></a></div><br /> <p></p><p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><i><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Por</span></i><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"> <b>Esteban Rodríguez Alzueta</b>*<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">La violencia no es patrimonio de la
juventud, mucho menos de los jóvenes varones de los sectores plebeyos. Sin
embargo, las violencias se han convertido en recursos cada vez más importantes
en sus relaciones. En este ensayo me gustaría volver sobre el lugar que tienen
las violencias para estos jóvenes. Me enfocaré en un universo minoritario, y
subrayo la palabra “minoritario”, para correrme de los lugares comunes que se
han ido construyendo a su alrededor, jóvenes que suelen ser presentados como
“los violentos de siempre”, actores que, supuestamente, hicieron de la
violencia la manera de estar en la sociedad. La violencia es una categoría que
llega por añadidura. Allí donde vemos jóvenes que visten ropa deportiva con
gorrita que se desplazan en motos tuneadas somos asaltados por fantasmas que
nos llevan a cerrar filas y bajar la persiana: Si son pibes chorros son
violentos. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">No vamos a negar que la violencia
sea una experiencia ajena en estos grupos de jóvenes, pero cuando se la mira
con el punto de vista de sus protagonistas, nos daremos cuenta que la violencia
es uno de los múltiples recursos que disponen y usan en sus relaciones
cotidianas. Como nos enseñó Juan Pablo Hudson, hay que leer las violencias al
lado de otras partes vitales que también gravitan en sus experiencias. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Hablaré, entonces, de esa porción
del universo de jóvenes que tiene la capacidad de ganarse la atención de los
medios y la opinión pública, que están en el radar de las agencias del sistema
penal, pero también en el centro de la conversación diaria de los vecinos de
los barrios donde ellos viven. Es decir, nos enfocaremos en la violencia puesta
en juego en los delitos callejeros y predatorios. Pero una violencia que la
encontramos en otros rituales juveniles, sea en las jodas, en la tribuna de la
cancha, en las esquinas, en las escuelas, en los modos de recorrer la ciudad.
Una violencia, entonces, que hay que leerla al lado de la embriaguez y el uso
recreativo y problemático de drogas ilegalizadas o la velocidad en dos ruedas,
las peleas con otros grupos de pares, los enfrentamientos con las policías, el
bardeo hacia los vecinos, la fanfarronería en las escuelas. Es decir, hablamos
de jóvenes que están dispuestos a tomar demasiados riesgos en la presentación
de la persona en la vida cotidiana, sobre todo, en el espacio público. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Pero insisto, no hablaremos de los
“jóvenes en conflicto con la ley penal” o de los llamados “jóvenes
delincuentes”. Hay que leer los delitos callejeros y las violencias agregadas a
ellos al lado del rechazo al trabajo y la presión que ejerce el mercado para
que estos jóvenes adecuen sus estilos de vida a determinadas pautas de consumo.
Hablamos de jóvenes socialmente descalificados para el trabajo, pero muy
informados a la hora de consumir. Hay que leer los delitos, al lado de la
implosión de las familias y la impotencia instituyente de las escuelas y los
clubes, es decir, de la violencia familiar y el fracaso escolar, de la falta de
acompañamiento de los padres (especialmente las madres, que suelen ser la que
están a cargo de la familia) y del rechazo a la escuela. Y al lado también de
la incapacidad de la política y las dificultades que tienen los movimientos
sociales para interpelar a estos jóvenes, federando la rabia que sienten,
conteniendo la cólera para transformarla en otra cosa. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Pero también, finalmente, hay que
leer el delito al lado de los otros papeles que ejercen al mismo tiempo. Porque
un “pibe chorro” no es un ladrón, es, además, hermano, hijo, padre, amigo,
hincha de futbol, votante de Fulano o Mengano, fan de L-Gante o Trueno, etc. Me
parece importante reponer la pluralidad de los roles para no pasarse de rosca y
contribuir al pánico moral. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><b><i><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Ese plus de violencia<o:p></o:p></span></i></b></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Es cierto que los homicidios
dolosos han disminuido en el país, pero han aumentado las lesiones, sea las que
llegan con las peleas entre grupos de jóvenes, o aquellas que se cometen en
ocasión de robo. Los homicidios ya no son el indicador más transparente para
pensar la circulación de violencias altamente lesivas, hay que comenzar a
prestar atención a otras formas de violencia que impactan en la integridad
física de las personas y contribuyen a escalar los conflictos hacia los
extremos. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Desde hace tiempo venimos
observando que los delitos callejeros tienen un plus de violencia que ya no
puede cargarse a la cuenta de la instrumentalidad. Jóvenes que usan la
violencia de manera desproporcionada, que ya no está solamente para victimizar
y reducir a la víctima, sino que la usan de manera exagerada. No solo te pueden
robar sino lastimar cuando te roban; no solo te van a robar el celular, sino
que es probable que te peguen un susto que no te lo vas a sacar por unos
cuantos años. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">¿Qué está sucediendo acá? La
pregunta se justifica porque la violencia dejó de ser un medio para alcanzar un
fin, para convertirse en un fin en sí mismo. Quisiera proponer tres respuestas
distintas para esta pregunta, quiero decir, me gustaría agregarle a la
dimensión instrumental otras dimensiones que son necesarias tener en cuenta
para comprender qué están haciendo los jóvenes cuando apelan a la violencia en
esos eventos. Me estoy refiriendo a la violencia expresiva, la violencia
emotiva y la violencia cognitiva. Violencias que las víctimas suelen
experimentar como una violencia desproporcionada, exagerada, que no guarda
relación con el propósito que se busca. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><b><i><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">La violencia expresiva: publicidad y autopromoción<o:p></o:p></span></i></b></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Suele decirse que la violencia
rompe la comunicación entre las personas. Allí donde hay violencia faltan las
palabras o las palabras no tienen cabida. Sin embargo, la violencia tiene una
dimensión expresiva que no debería soslayarse. La violencia es una manera de
compensar la ausencia de mediaciones que organizan los diálogos entre las
diferentes y las mismas generaciones. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">La violencia puede volverse expresiva
cuando se usa el cuerpo de la víctima para mandar un mensaje al resto de la
sociedad y al propio grupo de pares. Usar el cuerpo del otro como bastidor
donde se inscribe un mensaje que se fue amasando con pasiones tristes. Usar la
violencia es una manera de mostrarse, ostentar y ganarse la atención (o
reconocimiento) y el respeto (o prestigio) de su grupo de pares con el cual se
identifica; tener un cartel, acumular el capital simbólico, pero también ganar
notoriedad en el vecindario (fama) donde se mueve y está enclavado y compartimentado.
Un cartel que llega con otros riesgos, que puede costarles caro, puesto que a
veces, como sugiere Eugenia Cozzi, “el cartel quema”, no solo porque le agrega
dificultades para conseguir un trabajo formal o informal, sino porque se vuelve
el blanco de la atención en las relaciones habituales que mantiene con la
policía. Se sabe, no es bueno agitar banderitas en mar regado con tiburones. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Un joven que deriva hacia el
delito puede hacerlo “calzándose el sayo”, asumiendo una caricatura, exagerando
el estereotipo que se le arroja, transformándose muchas veces en el
pibe-chorro-hiperreal. Ser un tipo duro, afiliarse a la cultura de la dureza, implica
tener determinadas actitudes corporales, determinadas poses y gestos, caminar
de una manera particular, no dejarse ver la mirada que disimula con la gorra,
hacer escupitajos frecuentemente, saludarse con golpes de puño, recurrir
constantemente a los insultos, hablar provocando-gastando-acostando al otro,
hablar rapidito y prescindiendo de las consonantes (con muchas vocales que se
estiran), apelando a berretines, siendo astutos y mentirosos, embrollando al
otro, asediándolo con mentiras constantes para probar la ingenuidad y la
lealtad del otro. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Pero la violencia se vuelve
expresiva también, como nos recuerda David Le Breton, en su libro <i>Ritos de la virilidad,</i> porque es una
manera de ostentar la virilidad, una forma de intensificación de la virilidad
hegemónica, de adecuarse a los modelos de virilidad para “ser hombre”, sea para
ganar la atención de las mujeres, pero, sobre todo, la de sus propios pares.
Dicho en otras palabras: se trata de “ser un hombre ante la mirada de los
hombres”. El primer deber de un hombre es no ser una mujer, una mariquita, un
cagón. “Ser hombre” implica no solo no tener miedo sino inhibir la ternura, la
amorosidad. “Ser hombre” implica ser rudo, duro, rustico, ruidoso, escandaloso,
beligerante, tener la mecha corta, maltratar y fetichizar a las mujeres,
detestar a los homosexuales, reírse de las novias. Buscar amistad solo, o sobre
todo, en las mujeres. Jóvenes emocionalmente inmaduros en las relaciones
cercanas o intimas, y muy agrandados en las relaciones con los extraños. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Pero también es una manera de llamar
la atención de las madres que ya no cuidan a sus hijos, que tienen muchas
dificultades para estar cerca de sus hijos. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Y expresiva, además, porque es la manera
de practicar un enroque y decir “yo existo”, “tengo poder”, sentirse poderosos.
Después de tanto tiempo estar ninguneados, estos jóvenes invisibles a la mirada
de los demás, consiguieron hacerse evidentes, tienen la oportunidad de decir
“acá estoy, y esta vez no podrás mirar para otro lado, ni acelerar el tranco.”<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><b><i><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">La violencia emotiva: resentimiento y diversión <o:p></o:p></span></i></b></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Cuando se piensa el delito y sus
violencias con las vivencias de sus protagonistas, se descubren otras dos
dimensiones que tampoco deberían perderse de vista. Una de ellas es la
dimensión emotiva, impulsiva o lúdica. El delito está hecho de pasiones muy
distintas. Pasiones tristes y pasiones alegres. Una de ellas es el miedo, ese sentimiento
que se confunde con el nerviosismo y la adrenalina, pero también el odio que
supieron guardar y crece con el resentimiento.
<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">En efecto, el delito también está
hecho de odio, resentimiento, ira y envidia. Sentimientos negativos que los
jóvenes suelen guardar en el tiempo porque saben que después necesitarán
movilizar para pasar a la acción. Para salir a robar sin culpa, el odio suele
ser un gran aliado. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Con la <i>dimensión emotiva o lúdica</i> queremos aludir a las energías furtivas
que se ponen en juego durante dichas transgresiones. Hablamos de violencias que
divierten, son un gran atractivo porque producen adrenalina, alegría, euforia,
fascinación, goce, hacen reír, sacan del aburrimiento y motorizan la
grupalidad. La violencia es la fuente de una energía que no hay que desdeñar en
las interacciones juveniles, porque suele ser la oportunidad de demostrar y
demostrarse el coraje del que pueden ser dueños, de su destreza física, del
prestigio acumulado. Meter miedo y pilotear ese miedo que se genera en la
víctima, aprender a remar la paranoia de sentirse observados, a surfear el
nerviosismo, a lidiar con los escalofríos y la ansiedad, la humillación de ser
atrapado, forma parte del campo de experiencias de estos jóvenes. Destrezas y
habilidades que se aprenden en la calle, a través de la victimización furtiva. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Para remar el aburrimiento y
llenar el tiempo muerto; para divertirse e imprimirle dosis de aventura a la
vida cotidiana, para sentirse poderosos (enroque: el sujeto objetivado recobra
al sujeto/libertad), para todo eso, la violencia es un transmisor. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Acá me gustaría volver sobre los
aportes que hace Jack Katz en su libro <i>Los
encantos del delito, </i>que acaba de ser traducido y publicado por la
editorial de la Universidad Nacional de Quilmes. Las intrusiones a los
domicilios, los arrebatos repentinos y actos de vandalismo callejeros, dijo
Katz, suelen seguir la estructura de un juego. Un juego eróticamente evocador.
Sus protagonistas no persiguen ningún fin que se desplace en el tiempo: la
satisfacción es casi instantánea. Estas transgresiones despiertan picos
emocionales. Salirse con la suya, estallar de euforia y suspirar de alivio,
convierten las transgresiones en experiencias excitantes. Estos delitos son una
forma de emoción, seducen, porque divierten, porque permiten mostrarse duros.
No todo es razón, hay una compulsión irracional, existen emociones profundas
que son catalizadas con violencias puestas en juego en aquellas transgresiones.
No siempre hay un objetivo utilitario, a veces los eventos son eminentemente
mágicos. Sentirse fascinados por objetos encantados, demostrar el coraje ganado
en otras andanzas convierten las transgresiones en un impulso abrumador, en
prácticas maravillosas, exquisitas, atractivas.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Pero conviene no exagerar, porque
como también señaló Katz, “las consecuencias de las emociones furtivas no
suelen ser el lanzamiento hacia carreras criminales o la definición del yo
furtivo”. Por el contrario, lo que se busca son nuevas posibilidades ampliadas
del yo a través de formas que antes parecían inaccesibles. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><b><i><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">La violencia cognitiva: vivir peligrosamente<o:p></o:p></span></i></b></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Y finalmente, la violencia tiene
un costado cognitivo que tampoco deberíamos subestimar, sobre todo cuando
estamos hablando de jóvenes adolescentes y adulescentes, esto es, aquellos
jóvenes, que tienen entre 25 y 30 años, y están obligados, todos ellos, a
transitar una moratoria laboral que se extiende, muchas veces, a pesar suyo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Estamos en terreno spinoziano, por
eso la pregunta que se impone es la siguiente: ¿qué puede un cuerpo? Una
pregunta que el cineasta Cesar González la convirtió en <i>leimotiv</i> de su segunda película, porque es una pregunta que los
jóvenes de los barrios plebeyos la cargarán a la cuenta de la carne propia y su
derrotero, una pregunta que averiguan a través de los grupos de los que forman
parte. Para decirlo con otras preguntas: ¿hasta dónde puedo ir con mi cuerpo? ¿de
qué potencias está hecho? ¿Cuáles son los umbrales de tolerancia que la
sociedad está dispuesto a aceptar? <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Durante mucho tiempo los jóvenes
contaban con instituciones que abrían campos de experiencias para que estos averiguasen
lo que podía con el cuerpo. Se trataba de campos de experiencias que estaban en
el radar de las generaciones adultas que acompañaban a los jóvenes. Espacios
pautados con rituales de paso que organizaban el diálogo entre las diferentes
generaciones. Vaya por caso las escuelas, clubes o sociedades de fomento, que
proponían diferentes experiencias para que estos jóvenes desarrollen destrezas
y habilidades, conozcan sus emociones y aprendan a lidiar con ellas. Los
jóvenes no estaban solos sino acompañados por los adultos. Los jóvenes no
quedaban en otro planeta, estaban muy cerca de los adultos. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Por ejemplo, cada equipo de fútbol
tenía su comisión de padres que organizaba rifas, sorteos, fiestas o kermeses
para comprar las camisetas y cubrir los costos que demandaba alquilar el
colectivo que lleve al equipo de sus hijos por los distintos barrios o ciudades
en los interclubes de la próxima temporada. Todavía la competición no se había
colado en los deportes, el honor del barrio donde estaba el club pesaba más que
la destreza individual de los jugadores. El futbol era un deporte colectivo y
el mundo de las apuestas no formaba parte del entorno de los adultos. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Hoy todo esto se fue desfondando
junto al resto de las tramas comunitarias. Los clubes se han ido fundiendo o no
invierten en las actividades de los más jóvenes, mucho menos suelen estar
atentos a otras prácticas juveniles que se ganan su devoción. Por un lado, los
clubes se quedaron sin presupuesto, sin ideas, sin ganas, y los padres, cada
vez más cansados, están cada vez más lejos de sus hijos, ya no acompañan como
antes; por el otro, los deportes fueron transformándose a medida que el mercado
se fue colando en la vida cotidiana: el futbol dejó de ser un divertimiento
para transformarse en una competición, un negocio. Tal vez algunos empezaron
referenciarlo como una estrategia de sobrevivencia, la oportunidad de salvar a
toda la parentela, para otros, el futbol, al igual que la quinela, el bingo,
las carreras de caballos o galgos, forman parte de la economía del juego. No
vamos a decir que son manera de salvarse, pero los apostadores invierten mucho
dinero para divertirse y de paso hacer una diferencia que no pueden obtener trabajando.
<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Lo que estoy sugiriendo es que a
medida que estos espacios perdieron su capacidad instituyente, los jóvenes
fueron abriendo y desplegando otros <i>campos
de experiencias</i>, lejos del mundo de los adultos, organizados con otros
rituales y criterios, otras vitalidades. Estamos pensando en la joda, pero
también en los intercambios mágicos que tienen lugar en las esquinas, en la manera
de surfear la ciudad a toda velocidad, en el enredo problemático con las drogas,
las peleas, el delito y sus violencias. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">El delito, y sus violencias, abre
un campo de experiencias para los jóvenes. El delito se presenta como una
experiencia vitalmente productiva en el sentido que permite a sus protagonistas
conocer su cuerpo, saber de la potencia que está hecho el cuerpo. El delito es
vivido como la oportunidad de experimentar el peligro en primera persona, no
solo el miedo propio o ajeno, también darse un buen chute de adrenalina, de
meterle un poco de vértigo al tiempo muerto con los que se miden
cotidianamente. El delito, permite desarrollar destrezas y habilidades, a
través de las cuales van experimentando las energías y sentimientos de los que
está hecho un cuerpo, de devolverle un estatus dionisíaco que habilita otras
energías. El delito, además, en tanto es una forma de transgredir los límites, es
una manera de conocer los umbrales de tolerancia, ir más allá de lo que puede
socialmente un cuerpo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Es acá cuando la violencia hace su
entrada. La violencia como pedagogía en un mundo desencantado. La puesta en
juego de las violencias, emotivas y expresivas, permite, por añadidura, conocer
lo que puede un cuerpo, hasta dónde se puede ir. Vivir peligrosamente, no solo
es una manera de publicidad y autopromoción, sino la manera de averiguar de qué
potencias está hecha esta vida que se les escapa todos los días un poco.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><b><i><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">El lado oculto de la violencia<o:p></o:p></span></i></b></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Todas estas violencias se
encuentran entramadas. Nunca sabremos dónde termina la violencia expresiva y
comienza la emotiva, pero sospechamos que las violencias han ido mutando.
Sabemos también que las violencias no caen del cielo, tienen una historia
previa hecha de pobreza, desigualdades sociales e individuales acumuladas; desorganización
y fragmentación social, estigmatización vecinal, policiamiento intensivo y
encarcelamiento masivo. No digo que la violencia sea la partera de la historia,
pero, en muchos casos, son experiencias que marcan los cuerpos, las biografías
individuales, las trayectorias colectivas y las rutinas del barrio. Hablamos de
violencias estructurales y estructurantes, pero también de la capacidad de agencia
que tienen los actores a la hora de elegir la violencia para vincularse con los
otros. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">La violencia tiene un lado B que
no siempre nos animamos a mirar de cerca. Preferimos la distancia y la
indignación. Mientras tanto van quedando muchas preguntas pendientes. ¿Cómo
desactivar estas violencias? ¿Qué otros insumos morales podemos proponer en su
lugar para que los jóvenes construyan sus relaciones de reconocimiento? ¿Qué
campos de experiencias alternativos pueden proponerse a los jóvenes para que
puedan averiguar de qué está hecho el cuerpo? No son cuestiones sencillas de
responder, pero sabemos –y las dos últimas décadas lo atestiguan– que los linchamientos
vecinales y el encarcelamiento masivo no tienen la capacidad de detener la
violencia, al contrario, lejos de traer concordia le están agregando más
violencia a la violencia. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"> </span></p><p>
<span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: ES; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">*Este articulo fue publicado en la edición de <b><a href="https://www.elcohetealaluna.com/robar-y-lastimar/">El Cohete a la Luna</a></b> del domingo 5 de noviembre de 2023. La ilustración es del artista rosarino <b>Mauro Gentile</b>. </span><span class="5yl5"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"> </span></span></p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-71209908359071559342023-11-03T09:52:00.005-03:002023-11-03T09:52:28.764-03:00Presentación de "Desarmar al pibe chorro" en La Plata, Facultad de Humanidades<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOzH-JzswWzkcJn6oDlNLVopCuUCV12Er0g0Ow1dZaCrr7Z1HtdzRYcRokBDJ40QQvKPuyqq8yb_pxO7hJXWNdnAlwvgM6iiMkwRLZsComHvz73UTLfSDN2JCFQNum9WPFu5G-xZ51Hff9plrdsC4Z3GMqOeexp4JdfmdDAI94ClBvSA9ulSWbnw/s1080/Flyer%20Humanidades%20Desarmar%20al%20pibe%20chorro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1080" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOzH-JzswWzkcJn6oDlNLVopCuUCV12Er0g0Ow1dZaCrr7Z1HtdzRYcRokBDJ40QQvKPuyqq8yb_pxO7hJXWNdnAlwvgM6iiMkwRLZsComHvz73UTLfSDN2JCFQNum9WPFu5G-xZ51Hff9plrdsC4Z3GMqOeexp4JdfmdDAI94ClBvSA9ulSWbnw/w640-h640/Flyer%20Humanidades%20Desarmar%20al%20pibe%20chorro.jpg" width="640" /></a></div><br /> <p></p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-85425086011374073512023-10-31T19:28:00.005-03:002023-10-31T19:28:32.299-03:00Entrevista en La raíz del grito, radio UNER<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEich_-o8Z9tKYiIlnpCIxB1OdAzW_CP9m1jRFqs9RKS3lh3zpXZbZqyMAbxXKGOLKzAALHdtrxiOOkhCqMLo2iylUSNWn18CDqM2ixdE2X2ZSOL5X9TEMoFNtn-261bhFfDbJhQVKKipn4OgI_HZhlsznOpcJXrR7FJ7nvH0hsWhyphenhyphengo4Leo2sUL-Q/s1086/Radio%20UNER%20La%20raiz%20del%20grito.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1086" data-original-width="1080" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEich_-o8Z9tKYiIlnpCIxB1OdAzW_CP9m1jRFqs9RKS3lh3zpXZbZqyMAbxXKGOLKzAALHdtrxiOOkhCqMLo2iylUSNWn18CDqM2ixdE2X2ZSOL5X9TEMoFNtn-261bhFfDbJhQVKKipn4OgI_HZhlsznOpcJXrR7FJ7nvH0hsWhyphenhyphengo4Leo2sUL-Q/w636-h640/Radio%20UNER%20La%20raiz%20del%20grito.jpg" width="636" /></a></div><br /> <p></p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-78127236374373520882023-10-29T17:50:00.000-03:002023-10-29T17:50:01.601-03:00Discursos de odio - Canal Encuentro<a href="https://www.youtube.com/watch?v=LyKTjaHRK4g">Mirar acá</a><iframe frameborder="0" height="270" src="https://youtube.com/embed/LyKTjaHRK4g?si=KOxPmK3DCQeOh4gL" width="480"></iframe>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-24446118711539378142023-10-28T16:31:00.003-03:002023-10-28T16:31:36.102-03:00Implosionando: Un neologismo para testear las intensidades que surcan las nuevas conflictividades plebeyas en los barrios de la gran ciudad. <p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCWETrjQuMsRvj3S7cVPcLy31I8uXzRmCVnrllsd67i4GQ-8ixeGrNXIGpMaCykkOtr0e-j_-YAMefKk_dphJV5Pu63w6Ey1uN8wDI9DI6UA8jJw1kN7e6eWcsLR3Ks33TzetALERapaL3Lok1ai7mqHMIZQ2g8R-rF7CZEuN1fKRZEP2gU5Bhyw/s1080/mieli-3-1080x632.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="632" data-original-width="1080" height="374" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCWETrjQuMsRvj3S7cVPcLy31I8uXzRmCVnrllsd67i4GQ-8ixeGrNXIGpMaCykkOtr0e-j_-YAMefKk_dphJV5Pu63w6Ey1uN8wDI9DI6UA8jJw1kN7e6eWcsLR3Ks33TzetALERapaL3Lok1ai7mqHMIZQ2g8R-rF7CZEuN1fKRZEP2gU5Bhyw/w640-h374/mieli-3-1080x632.png" width="640" /></a></div><br /> <p></p><p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-size: medium;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Calibri Light", sans-serif; line-height: 107%;">Por</span></i><span style="font-family: "Calibri Light", sans-serif; line-height: 107%;"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Esteban Rodríguez Alzueta</b>*<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Pertenezco a una generación que se
dio manija y haciendo pogo, arengando un estribillo tribunero que hoy aparece
como telón de fondo de la candidatura de Javier Milei: “Se viene el estallido,
se viene el estallido…” <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Pero los estallidos no son siempre
los mismos estallidos. Aquel estadillo festejado era una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">explosión</i>, un estallido ostentoso, hecho de emociones compartidas,
rabiosas pero solidarias o más o menos solidarias. En la década del ‘90 y
principio de este siglo, los estallidos tuvieron bastante prensa, mucha
pancarta, bandera, consigna, mucho tachin-tachin de las cacerolas, mucho olor a
goma quemada, y también muchas piedras. Me estoy refiriendo, ustedes ya se
habrán dado cuenta, a las puebladas del interior, a los piquetes, los saqueos,
a las manifestaciones urbanas que confluyeron en las paradigmáticas jornadas
del 19 y 20 de diciembre de 2001. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Pero hay otros estallidos más
silenciosos, anónimos, opacos, que no se dejan ver fácilmente, que no tienen
prensa ni banderas, aunque igualmente surcan el subsuelo de la patria-sin-fuerzas-para-sublevarse.
Son también estallidos anímicos, pero hechas de emociones profundas o pasiones
tristes. Gente que pendula entre el odio y la depresión, entre la ira y la
angustia, el resentimiento y la intraquilidad. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">La implosión es una crisis
interiorizada, replegada hacia dentro. Un estallido sin onda expansiva. En
otras palabras: un estallido puede <i style="mso-bidi-font-style: normal;">explotar
</i>o estallar hacia afuera, o puede <i style="mso-bidi-font-style: normal;">implosionar</i>
o estallar hacia dentro. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Las implosiones, nos dicen Leandro
Barttolotta e Ignacio Gago, autores del libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Implosión. Apuntes sobre la cuestión social en la precariedad</i> (2023)
no se vienen venir, se viven. No llegan con una alerta roja previa, están
siendo. Las implosiones no están hechas de euforia sino de cansancio, mucho
cansancio acumulado. Las explosiones son más o menos organizables, pero las implosiones
son caóticas, difusas y esquivas. Las implosiones no son insurrecciones sino
procesos de larga duración donde se van incubando violencias de distintas
intensidades, violencia que pueden escalar hacia los extremos sin derramarse.
Porque las violencias en los barrios implosionados son como las Mamushkas: una
violencia adentro de otra violencia. Violencias horizontales y difusas pero
compartimentadas, que van del espacio público al espacio privado y viceversa,
pero sin encadenarse. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Este libro, escrito por los
integrantes del Colectivo Juguetes Perdidos, es la continuación de las
reflexiones ensayadas en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Por atrevidos </i>(2011);
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿Quién lleva la gorra?</i> (2014) y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La gorra coronada</i> (2017). Los autores
construyen categorías novedosas para tomarle el pulso a la vida cotidiana en
los barrios del Conurbano. Categorías que no tienen la pretensión de
estabilizar lo que nombran sino de moverse con la realidad que se proponen
pensar en voz alta. Categorías generosas, que permanecerán abiertas, porque, en
última instancia, son una invitación a pensar con ellas las pequeñas
transformaciones sociales que palpitan en la vida cotidiana. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Este libro, entonces, habla de
implosiones no de las explosiones. Tal vez una buena metáfora para que el
lector se haga una idea de qué se trata la implosión pueda buscarse en aquel mini
submarino con cinco tripulantes que se sumergió para explorar el Titanic, ese
barco que a principio del siglo XX chocó contra una gran masa de hielo y se
hundió a medida que explotaban sus calderas y motores. Este pequeño submarino
se sumergió en aguas frías, oscuras y profundas, hasta que de repente se perdió
toda comunicación con sus tripulantes, y ya nunca más no se supo nada de él, no
hay rastro, no hay esquirla que haya salido a flote. Nos dijeron que había
implosionado producto de la excesiva presión que había soportado, que ya no
podía soportar. En otras palabras: <strong><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">La implosión se refiere a un fenómeno en el que un objeto colapsa
o se destruye violentamente hacia adentro debido a una presión exterior</span></strong>
mucho mayor que la que hay dentro del objeto. En el contexto de un submarino en
el fondo del océano, pero también de una casa en un barrio profundo del
conurbano Bonaerense, la implosión ocurre cuando la presión circundante se
vuelve tan intensa que supera la resistencia estructural del submarino o la
casa o esquina, lo que provoca su colapso hacia adentro. La implosión,
entonces, es algo que sucede en el bajo fondo por la presión que le metieron a
la gente que está en la profundidad, en el fondo del tacho, rascando el fondo
de las ollas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Implosionan los barrios; implosionan
las casas, implosionan las esquinas, los clubes, las escuelas, los centros de
salud... Noten que los autores no están hablando de barrios implosionados o que
implosionaron, sino de barrios que están implosionando. La diferencia es sutil
pero sustancial. Está para señalar que la implosión no es un hecho establecido
y acabado, un evento consumado en el pasado, un estado o acontecimiento, sino
un proceso abierto y pendiente, que se viene dando en cámara lenta, que se
presenta como un campo social fragilizado, hecha de resignación y voluntad, de
mucho empecinamiento en no dejarse caer. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">La implosión es lo que viene
después de la fragmentación social y la vida precaria o, mejor dicho, con la
persistente fragmentación y precarización que no terminan de esmerilar los
lazos sociales. Hay una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">continuidad</i>
entre la fragmentación, la precariedad y la vida ajustada. La implosión hay que
buscarla en ese <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tiempo continuo</i> que
impone la hipermovilización. En otras palabras, la implosión es lo social re-saturado,
cargado de mucha presión exterior, con gente cansada, fundida, quemada, que se va
quedando sin batería. La implosión es lo que queda después de tanto aguante.
Cuando el aguante no alcanza empieza la implosión. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Ahora bien, la implosión puede
combinarse con la explosión. De hecho, hay barrios donde los vecinos pendulan
entre la implosión y la explosión. Es una explosión caserita, sin onda
expansiva más allá de las réplicas que dejen en su propio barrio, en las
biografías plebeyas. Estoy pensando en la acción colectiva violenta y punitiva
que todas las noches la señal de CrónicaTV transmite en vivo y en directo:
protestas vecinales contra un transa, un ladrón que mantiene en vilo al barrio,
un usurpador que se niega a devolver una casa, un abusador, etc. Lo digo con
las palabras de los autores: “implosionan y pueden estallar”. Pero “estalla,
siempre, sobre lo social implosionado. Y un estallido seguro cargará con su
gemelo siniestro: la dimensión de la implosión, seguramente más oscura,
ambigua, que la que deja ver una escena de estallido”. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Una última aclaración: la
implosión no es lo que llegó después de la pandemia. La pandemia no hizo
implosionar a los barrios plebeyos. La pandemia le puso un megáfono a procesos
de implosión que venían por abajo, quilombitos que venían condensándose desde
hacía bastante tiempo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Por supuesto que hay que leer la
implosión al lado del consumismo, la inflación y el sobre-endeudamiento, al
lado de la democratización del gatillo fácil o el engorre y una crisis de
representación que no es patrimonio de la política, que involucra a las
escuelas, las policías y los operadores judiciales. Porque la implosión no es
la causa sino el efecto de una crisis disimulada, que la política y las
inercias institucionales supieron esconder debajo de la alfombra en la última
década. Fuimos todos estos años entrenados para no ver, para andar por las
redes sociales con cara de feliz cumpleaños, haciendo mímicas frente a las
camaritas de nuestros teléfonos celulares. Una crisis que depositó una bomba de
tiempo silenciosa que les costará gran parte de la fábula donde estuvo
enfrascada todos estos años, pero, sobre todo -como sugiere el Colectivo
Juguetes Perdidos-, que le seguirá agregando nuevas dificultades a los barrios
plebeyos. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: major-latin;">*Esta ensayo fue publicado en la <b><a href="http://cordon.unlz.edu.ar/2023/10/28/implosionando/">Revista Cordón</a></b> de la UNLZ el sábado 28 de octubre de 2023.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><o:p> </o:p></span></p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-86736041518090495372023-10-24T19:13:00.002-03:002023-10-24T19:13:23.873-03:00"Si Nike es la cultura, Nike es mi cultura"<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKuy3_vx8YCFt9nBWZq78xdrZxNfLmHYTKSAZ_v8Lqf8_-fPM6ZxhnvqiuEv5AU_VP2sNp5M60usd06hZyNcFOfQA6xW8D2KUM_mlxjWb-Ofztb9rjz2yshgP7VDWLPfASuqRwev-EVHxHVcorIpBg9gR5bSlLckEY5wKBJME32iwx-JTvlc7Xyw/s1080/Charla%20Tucuman%20viernes.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1080" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKuy3_vx8YCFt9nBWZq78xdrZxNfLmHYTKSAZ_v8Lqf8_-fPM6ZxhnvqiuEv5AU_VP2sNp5M60usd06hZyNcFOfQA6xW8D2KUM_mlxjWb-Ofztb9rjz2yshgP7VDWLPfASuqRwev-EVHxHVcorIpBg9gR5bSlLckEY5wKBJME32iwx-JTvlc7Xyw/w640-h640/Charla%20Tucuman%20viernes.jpg" width="640" /></a></div><br /> PRIMERAS JORNADAS SOBRE<p></p><p>VIOLENCIAS, DELITO Y SEGURDIDAD:</p><p>“de la lógica punitivista al paradigma del cuidado”</p><p>“Una de las reglas sería entonces: cuando se esté en duda, no se debe imponer dolor. Otra regla</p><p>sería: impóngase el mínimo dolor posible.</p><p>La aflicción es inevitable, pero no lo es el infierno creado por el hombre.”</p><p>(Nils Christie, Los límites del dolor)</p><p>Estamos atravesando tiempos difíciles, que demandan de análisis y reflexiones</p><p>profundas, serias, conjuntas. Y también de encuentros, puentes, construcciones</p><p>hermanadas. En ese sentido, pensar a la problemática del delito desde un paradigma</p><p>de la complejidad resulta urgente, porque los vientos punitivistas llegaron para</p><p>llevarse todo por delante. Por ese motivo, y por nuestra labor militante, académica y</p><p>territorial, es que desde el CEA, ANDHES y el CPT decidimos llevar adelante estas</p><p>primeras jornadas sobre esta temática.</p><p>La realización de estas primeras jornadas sobre violencias, delito, jóvenes y</p><p>seguridad ciudadana desde una perspectiva de derechos humanos deviene</p><p>fundamental, a nuestro entender, para promover una sociedad un poco más justa y</p><p>equitativa. Estas iniciativas son importantes para sensibilizar sobre los desafíos que</p><p>enfrentan los jóvenes, así como para abordar las causas subyacentes del delito y la</p><p>violencia. Porque la salida puede y debe ser sin castigo ni dolor, sin punitivismo, con</p><p>una ética del cuidado. Hacia ahí vamos, les invitamos al desafío.</p><p>• FECHA: Viernes 27 de Octubre</p><p>• HORARIO: de 08:30 a 16:30</p><p>• LUGAR: Colegio de Psicólogos de Tucumán (CPT) – Córdoba 1027</p><p>• DESTINATARIOS: profesionales y trabajadorxs de las ciencias sociales y</p><p>público en general interesadxs en la temática.</p><p>• ACTIVIDAD CERTIFICADA NO ARANCELADA</p><p>- ACREDITACIONES: 08:30 a 09:00 hs.</p><p>- MESA DE APERTURA: 09:00 a 11:00 hs.</p><p>“Si Nike es la cultura, Nike es mi cultura. Jóvenes, consumo y delito”</p><p>A cargo de Esteban Rodríguez Alzueta</p><p>Modera: Federico Gómez Moreno</p><p>Break</p><p>- CONVERSATORIO: 11:30 a 13:30 hs.</p><p>“Delito y transgresión como conflictividad social emergente”</p><p>A cargo del CEA, ANDHES y el CPT</p><p>Modera: Sol Forgas</p><p>Almuerzo</p><p>- MESA DE CIERRE: 14:30 a 16:30</p><p>“Medios, periodismo y comunicación: ¿se puede informar sin la impronta</p><p>punitiva?”</p><p>A cargo de Meta Crisis, La Nota, La Palta y ANDHES</p><p>Modera: Mayra Luna</p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-18534522598019628142023-10-24T19:11:00.005-03:002023-10-24T19:11:47.739-03:00Charla en Tucumán sobre la prisión<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlMtUNXMYlxEa6nAP26eTm7xMAq09jZLOOY5u4Rs6d-IHR7z2OQo24oOiPuNpLtbUSzEuhmBfWSxsAb-__D_aptdkUrAGhvRRPbNoueWIGIvzmLAv3BPHxj-AMFANINtACSJDJqKZrwsfkB054FTNOxrL410gNrXxaaBQ8ZNGAtmHC2JnTrNQs_A/s1599/Charla%20Tucuman%20jueves.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1599" data-original-width="1599" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlMtUNXMYlxEa6nAP26eTm7xMAq09jZLOOY5u4Rs6d-IHR7z2OQo24oOiPuNpLtbUSzEuhmBfWSxsAb-__D_aptdkUrAGhvRRPbNoueWIGIvzmLAv3BPHxj-AMFANINtACSJDJqKZrwsfkB054FTNOxrL410gNrXxaaBQ8ZNGAtmHC2JnTrNQs_A/w640-h640/Charla%20Tucuman%20jueves.jpg" width="640" /></a></div><br /> Este jueves 26 de Octubre a las 10hs tendrá lugar el 1er Módulo del Curso de Capacitación para profesionales del Servicio Penitenciario de Tucumán: Pensar la prisión. Prácticas profesionales en el Servicio Penitenciario de Tucumán. <p></p><p>Este curso, es el resultado del trabajo que se viene realizando con las autoridades del Colegio de Psicólogos de Tucumán y tiene como objetivo la formación específica de los/as profesionales del servicio. </p><p><br /></p><p>El primer módulo estará a cargo de un reconocido profesor e investigador en materia de delito y violencias, Mg. en Ciencias Sociales Esteban Rodríguez Alzueta quien viene de la Universidad de La Plata a compartinos su clase: El impacto del sistema penal en el delito y las Violencias</p><p><br /></p><p>- La clase tendrá lugar en la Capilla de la Institución y está dirigida exclusivamente al cuerpo de profesionales del Servicio Penitenciario</p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-21938252676658616342023-10-11T08:40:00.004-03:002023-10-11T08:40:59.604-03:00Presentación de Implosión en la UNQ<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYG4yV_VAZll4qtc662Nw5Xit_UNaHtrN_zpOisEUtyeSxgxkta-4c0AChb3RKgYrNqBjXMI6d_D06ugMbWrrDq9xYc9wwrroe97XE-SDI542VBkJDdSGTaKyCXD3hMmGLs8fsdTkwHAMErHGtM_cOLAzTjs1cmQ4eS88sKuEWkZRSR9JD6uX2mA/s1080/Presentaci%C3%B3n%20Implosi%C3%B3n%20Colectivo%20Juguetes%20Perdidos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1061" data-original-width="1080" height="628" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYG4yV_VAZll4qtc662Nw5Xit_UNaHtrN_zpOisEUtyeSxgxkta-4c0AChb3RKgYrNqBjXMI6d_D06ugMbWrrDq9xYc9wwrroe97XE-SDI542VBkJDdSGTaKyCXD3hMmGLs8fsdTkwHAMErHGtM_cOLAzTjs1cmQ4eS88sKuEWkZRSR9JD6uX2mA/w640-h628/Presentaci%C3%B3n%20Implosi%C3%B3n%20Colectivo%20Juguetes%20Perdidos.jpg" width="640" /></a></div><br /> <p></p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-18306427149333361652023-10-06T09:19:00.003-03:002023-10-06T09:19:24.279-03:00Conversatorio en el CUSAM<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVwpPpmeEsooAmOLR6p4BP49-_3K3GviPrUOWETjwEXesuO9tm0prSEvs_eAoIHC39xVXUiD5tFxKzuMPKZfQ7hD2jCtcHXHFHRcr1W2sOa2F1YyDgLBfTTgN0yHvF5boZkLRTsq-8cUmKSaLJ5dhEfXQr7yq01JbRUOjA7BBWtcvfrzjaaCXv2w/s1599/Charla%20CUSAM.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1599" data-original-width="899" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVwpPpmeEsooAmOLR6p4BP49-_3K3GviPrUOWETjwEXesuO9tm0prSEvs_eAoIHC39xVXUiD5tFxKzuMPKZfQ7hD2jCtcHXHFHRcr1W2sOa2F1YyDgLBfTTgN0yHvF5boZkLRTsq-8cUmKSaLJ5dhEfXQr7yq01JbRUOjA7BBWtcvfrzjaaCXv2w/w360-h640/Charla%20CUSAM.jpg" width="360" /></a></div><br /> <p></p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-49648006479347276872023-10-02T14:44:00.004-03:002023-10-02T14:44:42.971-03:00Debate sobre las violencias en Radio Futura<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg314vtFULcPUYrt1UxLCwCpDBQDE0kXP2LnUp2L-vqo966962s356o2SzEswDLFEtbgyEAz3Xvk3Adjx82sqYULEBWwr1SKU8odr5nnMDwnooynjD2jOAroz2NG6p3RHWHGsE1T51ShJ3pIE-Rz2yaQMqfmk6G1q2-QaYCZlWz3gtYrfJX1nvs4g/s1080/Charla%20FM%20Futura.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1080" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg314vtFULcPUYrt1UxLCwCpDBQDE0kXP2LnUp2L-vqo966962s356o2SzEswDLFEtbgyEAz3Xvk3Adjx82sqYULEBWwr1SKU8odr5nnMDwnooynjD2jOAroz2NG6p3RHWHGsE1T51ShJ3pIE-Rz2yaQMqfmk6G1q2-QaYCZlWz3gtYrfJX1nvs4g/w640-h640/Charla%20FM%20Futura.jpg" width="640" /></a></div><br /> <p></p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-47633895263177154952023-09-15T09:39:00.004-03:002023-09-15T09:39:35.321-03:00Novedad de la colección Crímenes y violencias de la editorial de la UNQ<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6a273X2M94QsodhqeVRXC-4BNSpsbSFMC9j-R9aJMt14yYlFAxERl8XOV3i43ZmULa_K2C6keCAP_KYSh3Q4CpWDzstS9fSVrKM8ti69BpvKEtnK70lpPJZL3bcrYBpGxBY-iEcCCZrL60udvrbDmp_O3JWKOrPTUMDvd1E-_dWBxjmz_FUsnKg/s1103/Tapa%20Alice%20Goffman.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1103" data-original-width="882" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6a273X2M94QsodhqeVRXC-4BNSpsbSFMC9j-R9aJMt14yYlFAxERl8XOV3i43ZmULa_K2C6keCAP_KYSh3Q4CpWDzstS9fSVrKM8ti69BpvKEtnK70lpPJZL3bcrYBpGxBY-iEcCCZrL60udvrbDmp_O3JWKOrPTUMDvd1E-_dWBxjmz_FUsnKg/w512-h640/Tapa%20Alice%20Goffman.jpg" width="512" /></a></div><br /><span class="x193iq5w xeuugli x13faqbe x1vvkbs x1xmvt09 x1lliihq x1s928wv xhkezso x1gmr53x x1cpjm7i x1fgarty x1943h6x xudqn12 x3x7a5m x6prxxf xvq8zen xo1l8bm xzsf02u x1yc453h" dir="auto">Este libro narra el mundo social de un grupo de jóvenes negros en un
barrio de ingresos mixtos del oeste de Filadelfia, en los Estados
Unidos, algunos de ellos traficantes de drogas de bajo nivel, que viven
bajo la amenaza constante de ser arrestados, entrando y saliendo de la
cárcel de manera periódica. Alice Goffman comenzó su investigación
siendo todavía una estudiante de 20 años en la Universidad de
Pensilvania; con el tiempo, se mudó para estar más cerca del <span></span>barrio
que estudiaba, al que llamó Calle Sexta, e incluso hospedó a dos de
aquellos jóvenes como compañeros de departamento. Goffman pasó más de
seis años trabajando en el barrio, que de ser un sitio de campo se
convirtió en uno que ella sigue considerando básicamente su hogar. Sus
notas, que mantenía con una fidelidad obsesiva, llegaron a tener miles
de páginas. Tuvo que pasar más de un año desmenuzando y organizando esas
anotaciones por temas: los rituales de las citas judiciales y las
audiencias de fianza; las relaciones con las mujeres y los niños; las
experiencias de traición y abandono. Un fiscal amenazó con acusarla por
tentativa de homicidio por un acontecimiento que narra en su
investigación. La controversia llegó a los diarios y a las redes
sociales: cómo decimos y qué tenemos que decir y no decir de nuestro
trabajo de campo. Goffman sintió que su incineración ritual era la única
forma de proteger a sus amigos-informantes del escrutinio policial tras
la publicación de su libro.</span><p></p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-41945271701284475582023-09-15T09:38:00.004-03:002023-09-15T09:38:30.707-03:00Conversatorio en vivo<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAvMExYxumrX0XOkPTavG5CypqPdEVHR-ibvZQv6xLGyRbhv2bFmJc73IGTix_FAQLamXDvaQxQ1Cymewz36SEKLcpgKKzAWShWlyBJeRok8oKSEm0bjSrCLH4XC9bL9Ma9C1wqZyR9Hyd6sRWUqLWpz5lAT0Rv-E3p4xNvxQG25hnFmlUktVvvA/s1024/Charla%20CABA%20La%20Campora.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="1024" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAvMExYxumrX0XOkPTavG5CypqPdEVHR-ibvZQv6xLGyRbhv2bFmJc73IGTix_FAQLamXDvaQxQ1Cymewz36SEKLcpgKKzAWShWlyBJeRok8oKSEm0bjSrCLH4XC9bL9Ma9C1wqZyR9Hyd6sRWUqLWpz5lAT0Rv-E3p4xNvxQG25hnFmlUktVvvA/w640-h360/Charla%20CABA%20La%20Campora.jpg" width="640" /></a></div><br /> <p></p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-10900630273174203352023-09-10T12:02:00.004-03:002023-09-10T12:02:39.330-03:00Los “pibes chorros”, el hecho maldito del país neoliberal<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvxunkmU2nqgjJnbDanPvaJfZHIcsj1H903crVoLBajGqtmM1QyswTh7VR4GBp7H_VdVPmH2CvKBud3SZ0K1Xktb_eKALcRJOI2EzyBPzEyhzfxNlYBDD9QC6knZ9h3JTp59xqwQg2RMVzAieeeBTbc3A5Vny4Ug1X4hTVpKF244_3c34BJJKHFg/s3416/BARDO02%20Mauro%20Gentile.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3416" data-original-width="2381" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvxunkmU2nqgjJnbDanPvaJfZHIcsj1H903crVoLBajGqtmM1QyswTh7VR4GBp7H_VdVPmH2CvKBud3SZ0K1Xktb_eKALcRJOI2EzyBPzEyhzfxNlYBDD9QC6knZ9h3JTp59xqwQg2RMVzAieeeBTbc3A5Vny4Ug1X4hTVpKF244_3c34BJJKHFg/w446-h640/BARDO02%20Mauro%20Gentile.JPG" width="446" /></a></div><br /> <!--[if gte mso 9]><xml>
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<p></p><p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Por</span></i><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Esteban Rodríguez Alzueta</b>*</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">En la nota anterior que escribimos
para <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">El cohete a la Luna</b> dijimos que
los llamados pibes chorros no son extraterrestres, que sus valores y
expectativas, modeladas alrededor del consumo, no son muy distintas a los
valores y expectativas que tiene el resto de la juventud. Si los llamados
“pibes chorros” cambian el botín por plata y con la plata se compran un par de
Nike o un celular última generación, eso quiere decir que son más pibes que
chorros. El robo es una forma de adscribirse y participar en el mercado con el
cual se sobre-identifican. </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">En esta oportunidad me gustaría ir
un poco más allá y sostener que el “pibe chorro” no es una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">anomalía</i> sino la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">expresión
extrovertida de una economía salvaje</i> que hizo del consumo su razón de ser.
Cuando la sociedad gira en torno al mercado encantado, las mercancías oprimen
como una pesadilla el bolsillo de los vivos. En segundo lugar, proponerles la
siguiente tesis para seguir la discusión: el Estado y la sociedad necesitan del
robo no solo para desviar el centro de atención sobre “cuestiones menores”,
sino sobre todo para cementar una unidad moral que la política no puede
componer con otros materiales.</span></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Una fantasía en el cerebro de los pibes</span></b></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">No quiero repetir lo que dijimos
en la nota anterior. Basta con recordar lo siguiente: Gran parte del delito hoy
día no es consecuencia de la pobreza o los contrastes sociales abruptos que
existen en las grandes ciudades sino el resultado de la presión que el mercado,
en una sociedad vertebrada a través del consumo, ejerce sobre la vida de muchos
jóvenes para que adecuen sus estilos de vida a determinadas pautas de consumo.
Cuando el mercado ocupa el lugar que antes tenía el trabajo y la escuela,
cuando las identidades y lazos se componen a través de la adscripción a
determinadas modas, con objetos encantados, participando de recitales, partidos
de futbol y jodas, vistiendo determinadas pilchas, usando determinada bisutería,
circulando en determinadas motos tuneadas, entonces, el mercado encandila y
seduce. Cuando la cultura del trabajo se ha corroído, dejó de ser un
organizador de la vida, un proyecto biográfico, el mercado nos consuela con su
eterno presente que durará lo que dure la juventud y la capacidad de
endeudamiento. Los jóvenes o sus familias bancarizadas con los planes sociales,
tienen a disposición un sistema financiero flojito de papeles o descontrolado,
un universo crediticio paralelo al mundo de los bancos, encargados de sostener
el consumo encantado. Y cuando el sistema no pueda financiar más, algunos
jóvenes encontrarán en el delito otra ventana de oportunidades para no caerse
del mapa y de esa manera permanecer aferrados a la vidriera que más le gusta e
interpela. </span></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Chivos expiatorios<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></b></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Hay una vieja tesis formulada por
Gramsci, luego actualizada por Stuart Hall en la década del 70 del siglo pasado,
que señala que cuando los dirigentes tienen dificultades para dirigir, cuando
una crisis económica está licuando el capital político de los dirigentes, una
manera de desplazar o desviar el centro de atención hacia “cuestiones menores”,
y reclutar de paso el consentimiento de los distintos sectores subalternos,
será a través de la composición de chivos expiatorios que estén a la altura de
los fantasmas que asedian a esos sectores. Uno de ellos es el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pibe chorro</i>, el mito del pibe chorro. </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Desde el momento que la inseguridad
se transformó en un problema público, una inseguridad, dicho sea de paso, que
no está asociada a la fuga de divisas, a la evasión impositiva o las quiebras
fraudulentas, sino al delito callejero protagonizado por jóvenes varones de los
barrios pobres, entonces, los funcionarios y la oposición tienen mucha tela
para cortar. El pibe chorro se transforma en uno de los mejores artefactos
culturales para componer los consensos políticos que ya no pueden construir o
les cuesta construir alrededor de otros problemas o tareas. </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">No es casual que pasen los
gobiernos y cada vez haya más gente presa, que se vayan sucediendo los funcionarios
de diferentes signos político y el presupuesto desinado a la seguridad no deja
de crecer. Los dirigentes políticos invierten mucho tiempo en la llamada “lucha
contra el delito”, hecha de prevención policial y reproche judicial. La
gramática securitaria se vuelve cada vez más central y más agresiva. El delito
es una cuestión que llegó para quedarse, una de las mejores plataformas
políticas para presentarse en el mercado de la política como merecedor de votos,
sobre todo cuando a los políticos no se le caen muchas ideas o las ideas que
tienen en la cabeza están llena de malas noticias. </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">El pibe chorro es la mediación
simbólica cargada de indignación con aspiraciones a producir un consenso tácito
hecho de apatía, despolitización y repliegue en la vida privada. Sin embargo,
los funcionarios saben que no pueden bajar la guardia, una distracción y les colocan
una piña. El ministro de seguridad puede haber tenido la mejor performance
durante toda su gestión, pero la muerte de una niña en la puerta de la escuela
puede licuarte el capital político en menos de 24 hs. La seguridad siempre vota
y no se puede competir con una víctima. La política necesita a los pibes
choros, pero estos son una ruleta rusa, pueden convertirse en la peor
pesadilla.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Rellenos ideológicos </span></b></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Las comparaciones son odiosas. De
nada sirve que los expertos le digamos a la gente que en otros países las cosas
están peor, hay más homicidios y más violencia. La gente quiere vivir tranquila
en la ciudad donde vive. Para ponerlo con un ejemplo: “Me pagan dos mangos en
el trabajo, viajo apretado como una vaca en el transporte público, y encima
tengo que caminar relojeando, mirando para todos lados para evitar que me
afanen”. Si hay que ponerle el pecho a la desocupación y la inflación y encima
tenemos que lidiar con la inseguridad, en esas circunstancias, el pibe chorro
se transforma en un personaje cada vez más molesto, antipático, pero que, sin
embargo, estará al alcance de la mano para apuntarlo con el dedo, degradarlo,
incluso, lincharlo o ajusticiarlo llegado el caso. </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Quiero decir, el pibe chorro es la
oportunidad que tiene la sociedad para desquitarse, una manera de ponerle un
rostro a la incertidumbre que le llega de todos lados, de asignarle un lugar,
de territorializar el miedo. Para calmar la angustia que produce el miedo
difuso, se apelará a los miedos concretos. El miedo al pibe chorro es un miedo
que permite concebir y expresar otros medios silenciados u ocultos, el miedo a
la miseria, a perder el trabajo, a no poder mantener mi estatus de consumo,
viajar durante las vacaciones.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Los vecinos pueden atribuir al
delito callejero, tal vez vivido en carne propia, el origen de su angustia.
Circunscribiendo el riesgo abstracto en un peligro concreto, claramente
identificable y socialmente reprochable como “el mal”, el temor se vuelve
controlable. Lo digo con las palabras de Norbert Lechner: “En la alta
visibilidad otorgada a la criminalidad veo el intento de objetivar el horror
inconfesable, proyectándolo sobre una minoría y así confirmar la fe en el orden
existente”. </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">No es para menos, cuando los
contratos comunitarios que organizaban los diálogos entre las diferentes
generaciones se deterioran o desdibujan, la manera de rellenar ese vacío social
será a través de una mediación simbólica que permita a los vecinos orientarse
en el barrio, activar otras estrategias secutirarias para evitar ser objeto de
ventajeos y robos. Una tarea que se carga a la cuenta de los empresarios morales
que, a través de los rumores, colgarán cartelitos sobre el cuello de los jóvenes
hasta ser alcanzados por estigmas que les costará el hostigamiento policial, la
difamación mediática, antipatía del vecindario. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">No importa que los delitos
callejeros, al menos si se los compara con los delitos de cuello blanco o la
corrupción, sean delitos menores, incluso muy menores. Desde el momento que
impactan en la integridad física y la subjetividad de las personas, generando
miedo y ansiedad, agregándole más incertidumbre a la vida incierta, es muy
entendible que estos delitos comunes ganen la conversación cotidiana, y
susciten mucha indignación.</span></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Escándalos dramáticos</span></b></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Acá me gustaría retomar otra vieja
tesis de Durkheim. Para el sociólogo francés, el crimen y el castigo forman
parte del mismo engranaje. No hay sociedad sin crimen, es decir, sin castigo.
El crimen activa el castigo que permite a su vez mantener unida a la sociedad.
El delincuente es la materia prima de un ritual que contribuye a sostener la
estructura social. Acá la palabra clave, como ha señalado Randall Collins, es
el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ritual</i>, esto es, la conducta
ceremonial estandarizada que permite movilizar las emociones de la comunidad,
generado empatía con la víctima, mientras algunos grupos dominantes tienen la
posibilidad de reclutar apoyo emocional. De esa manera el castigo al crimen no
solo incrementa los sentimientos de solidaridad, sino que mantienen unida la
estructura de dominación, permitiendo relegitimar la jerarquía social. Porque
la sociedad será una abstracción, pero no es una asamblea o espacio horizontal
e igualitario. La sociedad está estratificada y el castigo permite no solo
mantener unida a la sociedad sino reproducir las diferencias sociales que la
componen.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Dicho en otras palabras: el
delito, sobre todo aquellos delitos que conmueven a la comunidad, son la mejor
excusa para poner en movimiento un proceso político destinado a dramatizar el
evento con vista a reforzar los lazos de solidaridad, para certificar los
umbrales de tolerancia: el escándalo nos junta, nos hace sentir parte de una
sociedad respetable. </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Una dramatización que, está visto,
hoy día no hay que ir a buscarla en el tratamiento judicial sino mediático. Los
jueces han perdido el monopolio de la verdad, más aún cuando la justicia no
goza de la confianza de los ciudadanos. La búsqueda de verdad que durante
muchos años se la arrogaron los jueces, en sociedades vertebradas en torno a
los medios de comunicación y las redes sociales, es una tarea pendiente en la
que participan otros actores: la víctima, el periodismo, la opinión pública,
etc. No es lo mismo que un caso haya o no sido tomado por el periodismo. Los
jueces saben que cuando un evento gana la tapa de los diarios, está en todos
los zócalos de la televisión y circulando por las redes, tienen que moverse con
otra velocidad y tomar otros recaudos. El tratamiento sensacionalista que el
periodismo televisivo ensaya sobre los hechos conmocionantes contribuye a
generar los consensos anímicos que al resto de la política le cuesta componer.
Prueba de ello son los movimientos de indignación que arrastran a la opinión
pública: la muerte de una niña para robarle un celular tiene la capacidad de no
generar escisiones. Más allá de que yo viva en un countrie o una villa, sea
macrista o peronista, trabajador o empresario, todos nos vamos a sorprender repitiendo
el mismo mantra: “¡Qué barbaridad!” <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">El delito, entonces, no es solo
una cuestión de pobreza, desigualdad y desorganización social, ni de individuos
malvados o biológicamente rotos por la droga. Los delincuentes son una parte de
un sistema más vasto, que alcanza al conjunto de la sociedad. El delito no es
la expresión de una crisis social sino la oportunidad de soldarla. El pibe
chorro nos une.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Malditos</span></b></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">En tiempos tomados por la grieta y
la polarización política, el “pibe chorro” es una reserva de solidaridad. El
pibe chorro nos une. Con la indignación que se organiza alrededor de sus
fechorías se componen consensos anímicos. Y más allá de que esas adhesiones súbitas
sean volátiles, se arman y desarman todo el tiempo, duren lo que dura un caso
en la tapa de los diarios o en los zócalos de la TV, alcanzan para sentirnos
parte de una misma comunidad moral.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Termino y lo hago parafraseando las
palabras que usó John William Cooke alguna vez para definir el lugar que alguna
vez ocupó el peronismo en la política argentina. Creo no equivocarme, salvando
las distancias, si concluyo diciendo que el pibe chorro es el hecho maldito del
país neoliberal. Cuando la política está tomada por la rosca y la realpolitik,
el delito callejero se transforma en una gran caja de resonancia. No solo
porque los jóvenes pueden hacer del delito la oportunidad de decir “yo existo”,
sino, sobre todo, porque el resto de la ciudadanía encuentra en la indignación
frente al delito la oportunidad de pasarle facturas a la dirigencia en su
totalidad. Pero cuidado, conviene no hacerse demasiadas ilusiones. La rabia de
estos jóvenes y la indignación de los vecinos, son un coctel emotivo imprevisible
que pone a la democracia en un lugar cada vez más difícil. Lejos de abrir un
campo de debate, lo clausura. Lejos de traer paciencia, le imprime más urgencia
a la actualidad. </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"> </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"> </span></p>
<span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: ES; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">*</span><span class="5yl5"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><i><span style="mso-bidi-font-style: normal;">Este artículo fue publicado en <b><a href="https://www.elcohetealaluna.com/el-pibe-chorro-nos-une-2/">El Cohete a la Luna </a></b>en la edición del domingo 10 de septiembre de 2023 con el título El pibe chorro nos une. El dibujo que ilustra la nota fue realizada por el artista y amigo rosarino<b> Mauro Gentile</b>. <br /></span></i></span></span>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-74365121047301881212023-09-05T10:36:00.003-03:002023-09-05T10:36:23.225-03:00Charla debate en el Museo de la Memoria de Rosario <p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWJ-SoLYvBrO6kdfG4U2feCTjm5D261dsMpAUH4IH8sFj0w7PJcl0TvYnE3XYwUZI1iY6SUzNwfN-UUtxZxYn9ZmnNoFSPk8g560_k_sMfhrBZ5Fe_nU4lrTO31rG84VRCqmGKnW4IdciYJCq3bxl7S7OsEkrOdwZssHpTteKqKAAbnqQBKXt-rg/s1080/Charla%20Rosario%20Museo%20de%20la%20Memoria.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1054" data-original-width="1080" height="624" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWJ-SoLYvBrO6kdfG4U2feCTjm5D261dsMpAUH4IH8sFj0w7PJcl0TvYnE3XYwUZI1iY6SUzNwfN-UUtxZxYn9ZmnNoFSPk8g560_k_sMfhrBZ5Fe_nU4lrTO31rG84VRCqmGKnW4IdciYJCq3bxl7S7OsEkrOdwZssHpTteKqKAAbnqQBKXt-rg/w640-h624/Charla%20Rosario%20Museo%20de%20la%20Memoria.jpg" width="640" /></a></div><br /> <p></p><p><span class="x193iq5w xeuugli x13faqbe x1vvkbs x1xmvt09 x1lliihq x1s928wv xhkezso x1gmr53x x1cpjm7i x1fgarty x1943h6x xudqn12 x3x7a5m x6prxxf xvq8zen xo1l8bm xzsf02u x1yc453h" dir="auto"></span></p><div class="xdj266r x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs x126k92a"><div dir="auto" style="text-align: start;">Este viernes andaremos nuevamente por Rosario.</div><div dir="auto" style="text-align: start;"><span class="x3nfvp2 x1j61x8r x1fcty0u xdj266r xhhsvwb xat24cr xgzva0m xxymvpz xlup9mm x1kky2od"><img alt="📢" height="16" src="https://static.xx.fbcdn.net/images/emoji.php/v9/t92/1.5/16/1f4e2.png" width="16" /></span> *Debates Jóvenes: Violencias, DDHH y Desigualdades*</div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a"><div dir="auto" style="text-align: start;"><span class="x3nfvp2 x1j61x8r x1fcty0u xdj266r xhhsvwb xat24cr xgzva0m xxymvpz xlup9mm x1kky2od"><img alt="🗓" height="16" src="https://static.xx.fbcdn.net/images/emoji.php/v9/tb5/1.5/16/1f5d3.png" width="16" /></span> *8/9 | 18 h* Diálogo abierto bajo los ejes: violencias, derechos humanos, desigualdades, juventudes, militancias, identidades y territorios</div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a"><div dir="auto" style="text-align: start;"><span class="x3nfvp2 x1j61x8r x1fcty0u xdj266r xhhsvwb xat24cr xgzva0m xxymvpz xlup9mm x1kky2od"><img alt="➡️" height="16" src="https://static.xx.fbcdn.net/images/emoji.php/v9/t25/1.5/16/27a1.png" width="16" /></span> <span><a tabindex="-1"></a></span>*Con la participación de Esteban Rodríguez Alzueta*| Abogado, magíster en Cs. Sociales (UNLP), especialista en sociología del delito, violencia e inseguridad</div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a"><div dir="auto" style="text-align: start;"><span class="x3nfvp2 x1j61x8r x1fcty0u xdj266r xhhsvwb xat24cr xgzva0m xxymvpz xlup9mm x1kky2od"><img alt="✅" height="16" src="https://static.xx.fbcdn.net/images/emoji.php/v9/tba/1.5/16/2705.png" width="16" /></span> Participan:</div><div dir="auto" style="text-align: start;"><span class="x3nfvp2 x1j61x8r x1fcty0u xdj266r xhhsvwb xat24cr xgzva0m xxymvpz xlup9mm x1kky2od"><img alt="👉" height="16" src="https://static.xx.fbcdn.net/images/emoji.php/v9/taa/1.5/16/1f449.png" width="16" /></span> *Ezequiel Insaurralde* | Constructor Territorial en Derechos Humanos del Museo de la Memoria</div><div dir="auto" style="text-align: start;"><span class="x3nfvp2 x1j61x8r x1fcty0u xdj266r xhhsvwb xat24cr xgzva0m xxymvpz xlup9mm x1kky2od"><img alt="👉" height="16" src="https://static.xx.fbcdn.net/images/emoji.php/v9/taa/1.5/16/1f449.png" width="16" /></span> *Noelia Romina Naporichi* | Mujer indígena, activista del Pueblo Qom</div><div dir="auto" style="text-align: start;"><span class="x3nfvp2 x1j61x8r x1fcty0u xdj266r xhhsvwb xat24cr xgzva0m xxymvpz xlup9mm x1kky2od"><img alt="👉" height="16" src="https://static.xx.fbcdn.net/images/emoji.php/v9/taa/1.5/16/1f449.png" width="16" /></span> *Lucia “La Wacha” Mendez* | Cantante de Amor Underground y presidenta de la cooperativa “Laboratorio de hip-hop”</div><div dir="auto" style="text-align: start;"><span class="x3nfvp2 x1j61x8r x1fcty0u xdj266r xhhsvwb xat24cr xgzva0m xxymvpz xlup9mm x1kky2od"><img alt="👉" height="16" src="https://static.xx.fbcdn.net/images/emoji.php/v9/taa/1.5/16/1f449.png" width="16" /></span> *Alejo Cappelletti* | Militante de las agrupaciones Pampillón y Lobo Suelto, referente de la militancia estudiantil rosarina</div><div dir="auto" style="text-align: start;"><span class="x3nfvp2 x1j61x8r x1fcty0u xdj266r xhhsvwb xat24cr xgzva0m xxymvpz xlup9mm x1kky2od"><img alt="✅" height="16" src="https://static.xx.fbcdn.net/images/emoji.php/v9/tba/1.5/16/2705.png" width="16" /></span> Modera: *Ignacio Noviski* | Periodista e integrante de Brindis Tv</div></div><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a"><div dir="auto" style="text-align: start;"><span class="x3nfvp2 x1j61x8r x1fcty0u xdj266r xhhsvwb xat24cr xgzva0m xxymvpz xlup9mm x1kky2od"><img alt="❗" height="16" src="https://static.xx.fbcdn.net/images/emoji.php/v9/td7/1.5/16/2757.png" width="16" /></span> Se otorgarán certificados para quienes se inscriban previamente aquí > <span><a class="x1i10hfl xjbqb8w x6umtig x1b1mbwd xaqea5y xav7gou x9f619 x1ypdohk xt0psk2 xe8uvvx xdj266r x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r xexx8yu x4uap5 x18d9i69 xkhd6sd x16tdsg8 x1hl2dhg xggy1nq x1a2a7pz xt0b8zv x1fey0fg" href="https://l.facebook.com/l.php?u=https%3A%2F%2Fforms.gle%2FA2hkmhcMSRgy7B2k7%3Ffbclid%3DIwAR0fIU7t-dhFmmukpmPpAzcrpO4DRqFrWLNRlf9cdHQfaDL0Ull2So3nExg&h=AT0iKETmepzWZQYixGWm1_PxNu_tHkNeBh_NOYnHP_uRWRhZdsTRtCuObZYanqaUowES_8dcihYKfnY71lr2wYWH5EE9_01RnXDlXoV5rxLHyQWwA-zjWgXPR_KT8vQolTj5&__tn__=-UK-R&c[0]=AT11IuGLjPy1M9ogZfBCmN1QXPxC-s75jl_5Zf80S0Nj_kSB34FqymQbc7KmCOKNyRko3ZhPQ63D9LGf8f97W7nu9ilup8-v0Bw4cQ-xZo33WZ3zO2UG76675rvRWt8ZnOszstnqrKYAeO3pzM4M-ImlO1FWaEKArjBIn9Vi9PP_DTLEZrrC" rel="nofollow noreferrer" role="link" tabindex="0" target="_blank">https://forms.gle/A2hkmhcMSRgy7B2k7</a></span></div><div dir="auto" style="text-align: start;"><span> </span></div><div dir="auto" style="text-align: start;"><span> </span></div></div> <br /><p></p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-83371471678545598962023-09-02T11:23:00.002-03:002023-09-02T11:23:29.198-03:00Presentación de La Vejez oculta en la UNQ<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkjeupprAMOs8I-Xlr0DTw6m8oliJg9XHJ5CT2DUQA-mv3TEplWN7rboOev9PteWBLCfiIWL1rSRjRFi2l1OnQjlrO7J66F0U_qh8jjvLWT0HPX8fVizlzvm-4Sqh-ndk5eEOsaq-1q7818k8OrW6HwLXsFmMFx4dmWjFDUU6Rgy3h3RH07jbIMg/s1080/Presentacion%20UNQ%20Vejez%20Oculta.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1064" data-original-width="1080" height="630" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkjeupprAMOs8I-Xlr0DTw6m8oliJg9XHJ5CT2DUQA-mv3TEplWN7rboOev9PteWBLCfiIWL1rSRjRFi2l1OnQjlrO7J66F0U_qh8jjvLWT0HPX8fVizlzvm-4Sqh-ndk5eEOsaq-1q7818k8OrW6HwLXsFmMFx4dmWjFDUU6Rgy3h3RH07jbIMg/w640-h630/Presentacion%20UNQ%20Vejez%20Oculta.jpg" width="640" /></a></div><br /> <p></p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-30580091807354828462023-08-29T14:56:00.001-03:002023-08-29T14:56:12.002-03:00Novedad: La vejez oculta<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0-8OQc7YdQfIQWKR3POxzY019-1uDsiUJOeJXzawrvGoBgMAVcXQTsREw-CjzKmYRB-InMEBQAZluIE3fr7QPifbhjYTvtQfrJhclX-lTXaYUkEhY_575aeBMjB58lq1jHnUV9gIwUU6hKHnmJ3hznqzbnB8udjC0oNcGALC7OXTb-C3FJ55hSA/s1070/370617957_6426113550841712_8953167161460188997_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1070" data-original-width="1070" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0-8OQc7YdQfIQWKR3POxzY019-1uDsiUJOeJXzawrvGoBgMAVcXQTsREw-CjzKmYRB-InMEBQAZluIE3fr7QPifbhjYTvtQfrJhclX-lTXaYUkEhY_575aeBMjB58lq1jHnUV9gIwUU6hKHnmJ3hznqzbnB8udjC0oNcGALC7OXTb-C3FJ55hSA/w640-h640/370617957_6426113550841712_8953167161460188997_n.jpg" width="640" /></a></div><br /> <p></p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-8754455735252957342023-08-28T08:33:00.003-03:002023-08-28T08:33:32.276-03:00Huir de la justicia de Alice Goffman<p></p><div class="separator" style="clear: both; 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</p><p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="font-size: medium;"><i><span style="font-family: "Calibri Light", sans-serif; line-height: 107%;">Por</span></i><span style="font-family: "Calibri Light", sans-serif; line-height: 107%;"> <b>Esteban Rodríguez Alzueta</b>*</span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">¿Por qué el odio y el sufrimiento tienen
tanta prensa y eco en las redes sociales? ¿Por qué la indignación se ha
convertido en la manera de estar en el espacio público? ¿Por qué invertimos
tanto tiempo en el odio? ¿Por qué tantas situaciones diarias en las que nos vemos
envueltos, las vivimos con sufrimiento, despiertan odio, son habladas
abiertamente con resentimiento, amargura, o ira? ¿Qué está pasando acá?</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Las respuestas a semejantes
preguntas no son sencillas, necesitan unos cuantos rodeos. En este artículo me
gustaría detener en uno de ellos que nos lleva a la política y dejar para la
próxima nota el otro que nos conduce a los expertos. Para ponerlo con otras preguntas:
¿Por qué los políticos generan tanto rechazo? ¿Por qué los tecnócratas atraen
tanta animadversión?<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">El fracaso de la política profesional </span></i></b></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Las pasiones siempre fueron un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">insumo</i> de los partidos y movimientos
políticos, sobre todo cuando la política se masifico o democratizó, sin
embargo, hoy día las pasiones constituyen un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ataque</i> a la política, pero también, una manera de embestir al otro
(a través del odio) o descalificarlo (a través del sufrimiento). </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Tal vez la expansión de las
pasiones bajas como el odio o la ira, haya que buscarla en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fracaso de la política.</i> Cuando decimos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fracaso</i> estamos hablando de la
incapacidad de la política para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">conectar</i>
y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hablar</i> los problemas de las
mayorías, pero también en la incapacidad para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">escuchar</i> los problemas de las minorías; el fracaso de la política
para agregar los problemas de los otros, en plural, la incapacidad persistente
de la política para ponerse en el lugar del otro o pensar de manera ampliada,
es decir, el fracaso de la política para comenzar otra vez. El odio, entonces,
está hecho de desilusión, decepción, desengaño. </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">La política no está cambiando la
vida de estas personas, y si lo hace es regresivamente: cada vez viven peor o
sienten que viven peor. Es decir, no sienten que la política tenga muchos
efectos sobre sus vidas. Mientras tanto los políticos tienen grandes
dificultades para justificar sus privilegios. </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Entonces, cuando los representantes
no pueden o no quieren representar, es decir, cuando la gente común y corriente
no se siente tenida en cuenta, tarde o temprano, perderá la paciencia y van a
irrumpir las pasiones bajas. </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Hablo de una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">crisis de representación</i> de larga duración, que se viene acumulando
desde hace unas cuantas décadas o generaciones. Una crisis de representación
que, como nos enseñó Gramsci, es una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">crisis
de confianza</i> o dirección. La clase dirigente tienen cada vez más
dificultades para ganarse el consentimiento de los sectores subalternos o ese
consentimiento es volátil, o tiene una fecha de vencimiento cada vez más
próxima. </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Ahora bien, la gente no solo
desconfía de la política en general sino de las instituciones del Estado y sus
funcionarios: no se siente cuidada por la policía y tampoco siente que la
justicia tome sus conflictos. Cuando llama al 911 la policía la policía no
aparece o tarda una hora en acudir al lugar de los hechos, y cuando finalmente lo
hace, lejos de traer tranquilidad, termina echándole más leña al fuego. Los
ciudadanos saben que tienen dificultades para acceder a la justicia, la
justicia no solo es cara sino indolente. Saben por experiencia propia que el
poder judicial subestima sus problemas, que está muy poco dispuesta a tramitar
la variopinta conflictividad social, y cuando se digna a hacerlo la sentencia
tarda en llegar y se escribe en un idioma que no se entiende. Encima si los
operadores judiciales, atornillados en sus cargos hasta que la muerte se los
lleve, son muy antipáticos y están esperando que los problemas concurran a sus
despachos en vez de bajar hacia ellos, entonces la gente empieza a tomar las
cosas por mano propia. Basta mirar las protestas vecinales violentas que
transmite Crónica TV todas las noches en vivo y en directo. No sólo es el único
medio, sino que los policías y los fiscales o magistrados, brillan por su
ausencia. Los vecinos encontraron en la televisión una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">caja de resonancia</i> para manifestar sus problemas y una fuente
plebeya de legitimidad para organizar el reproche vecinal de manera disruptiva,
sea a través de un linchamiento, la quema o destrozamiento intencionado de
vivienda donde vive un abusador, la expulsión de un ocupante de una casa, el
escrache de un transa o un delincuente que mantiene en vilo al barrio.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Giro sentimental de la política</i></b></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Como señala Daniel Innerarity, “vivimos
en tiempos de indignación y mucha desorientación”. La distancia entre los
ciudadanos y los políticos ha aumentado a medida que han ido disminuyendo las
diferencias entre los partidos. Los políticos han buscado compensar (o mejor
dicho, contrarrestar) la confusión política con la polarización, sin darse
cuenta que la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">grieta</i> tiende a
agrandar la brecha entre la política y el resto de la sociedad. </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Está visto que el electorado es un
universo volátil e itinerante. La política se ha desideologizado y
personalizado al mismo tiempo, por eso pesan más los perfiles de los candidatos
que los programas de los partidos. No interesa que la verdad esté del lado de
los futuros funcionarios, lo importante es que tengan el carácter y la
versatilidad para matar una noticia, que no les tiemple el pulso a la hora de
contener o darle un cauce a la indignación social. Cuando la velocidad es una
forma de conocimiento, la prudencia será muy mala consejera. Lo importante ya
no es estar a la altura del tiempo, sino sincronizar las espasmódicas y
caprichosas emociones que lo catapultaron al gobierno. La urgencia es la
materia prima de los actos administrativos. Se trabaja para ayer y se hace
gestión con la tapa de los diarios. </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Vivimos en una época donde la
mentira circula a cielo abierto. Ya no se saben dónde se toman las decisiones. Se
nos miente en la cara, los discursos tienen fecha de vencimiento. La política
no solo se ha quedado sin ideas sino sin imaginación. Tendrá muchos
patrocinadores, pero cuenta cada vez con menos seguidores. Los funcionarios engreídos
no pueden salir de la dinámica del bacheo electoral. Han reemplazado el mundo
de las ideas por el relato, y el debate político por la polarización política.
Donde no hay debate hay relato. Un relato hecho de mucho pasado y poco futuro.
Un pasado sobre el que hay que volver o dejar atrás. Un presente que, según se
nos dice, hay que aceptar con resignación porque lo que viene puede ser peor,
mucho peor. Si la política ha sido tomada por la mentira y el secreto, no se le
puede reprochar al resto de la sociedad que derive hacia expresiones de enojo,
indignación y odio.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Con todo, la política resulta cada
vez más incapaz de procesar los conflictos y el descontento que genera su
propia impotencia. Sobre esa desidia avanzan también las derechas. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">El ascenso de las derechas populistas</span></i></b></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">El odio, la envidia, la amargura,
la ira, el asco, el resentimiento, el miedo, todos estos sentimientos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">individuales</i>, que alguna vez Spinoza
llamó “pasiones tristes”, se han convertido en una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">caja de resonancia</i>, la manera que tiene la gente que siente que
está fuera de la Historia, entrar a ella y manifestar su rabia. Las multitudes
en las calles o desperdigadas en las redes ya no pretenden representar nada,
sino expresar lo que sienten: su indignación, su desolación, su desilusión. </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">La gente se está alejando de la
política o, mejor dicho, la está transformando en otra cosa. No sabemos muy
bien en qué consistirá esa transformación, cuáles serán sus contornos
definitivos. Por lo pronto sabemos que la política ya no es el lugar de los
debates racionales o los intercambios argumentales organizados según
determinadas reglas de juego, sino de polémicas iracundas donde la sorpresa y
los golpes de efectos son las destrezas requeridas. La gente va a los sets de
televisión o posa detrás de las cámaras para indignarse u ofenderse, no para
debatir pacientemente.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Pero insisto en este punto: no es
el odio, la cultura del odio, los discursos del odio, lo que devaluó la
política, lo que están poniendo a la política, y con ella a la democracia, en
un lugar peligroso. El odio es la expresión de esa devaluación. Han sido los
propios profesionales de la política y los expertos los que han devaluado la
política a través de la mentira, las promesas insatisfechas, las teorías
abstractas o inentendibles, los discursos correccionistas, los discursos
posibilistas o la realpolitik, etc. </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">En definitiva, si los políticos se
la pasan chamuyando o vendiendo humo, tomando <i style="mso-bidi-font-style: normal;">selfies</i> para las redes sociales, es decir, haciendo propuestas que abandonarán
a los dos días de haber asumido la gestión, no pueden esperar que la población
confíe en todos ellos. La gente irá en busca de aquellos actores con carácter que
le reconoce y dice lo que esta quiere escuchar, atienda sus sensaciones, su
indignación, enojo. La gente se ha cansado de toda la chatarra intelectual que
nos llega con las encuestas, los estudios de mercado, la macroeconomía y los
diagnósticos participativos, pero tampoco soporta el chantaje político que nos
dice que si decimos tal cosa le hacemos el juego a la derecha, que si votamos a
tal candidato después vamos a estar peor. De poco importa que esto sea cierto
cuando la gente viene en caída libre.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Tanto la derechización como la
abstención política son una rebelión contra el sistema representativo, una manera
de desenmascarar a los representantes y sus consejeros ilustrados. </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Llegados a este punto algo tiene
que reventar y, de hecho, todos los días revientan las cosas un poco. El
resentimiento saldrá por algún lado. El electorado que no vive en barrios
residenciales y está sobreocupado con trabajos chatarras o precarios,
multiempleado o desempleado, nos está diciendo a través del odio que guarda y
mastica que el sistema ha fallado y está buscando por ahí un hombre o una mujer
de hierro al que votar. El progresismo es incapaz de encauzar la rabia
creciente en la sociedad y se entrega también a derecha <i style="mso-bidi-font-style: normal;">soft</i> cruzando los dedos y tratando de amortiguar las consecuencias.
La derechización de las sociedades, entonces, es una forma de sentimentalidad
que viene a colmar el vacío de una política que, tomada por el posibilismo
político y el correccionismo cultural, ha dejado fuera de su agenda social la
vida de gran parte de la sociedad.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"> </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"> </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"> </span></p>
<span style="font-family: "Calibri Light",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: ES; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">*</span>Este artículo, el primero de tres entregas, fue publicado en la<b><a href="https://malaspalabras.org/el-odio-como-caja-de-resonancia/"> Revista Malas Palabras</a></b> en el mes de agosto de 2023. <br /><p> </p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-30498489.post-40573725200106946992023-08-21T11:13:00.002-03:002023-08-21T11:13:15.114-03:00Charla en Rosario sobre Jóvenes y violencias <p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRRc-XgzQ-PxGjblK0ktO7j6dLh6JU5HYxsurm7KRDFGsgnbZR9PyeYxXEglG9JvE-6cyAgSCJByv9Je31TlTVRYD4lkGTFaBznrZ-zd6Z87Ja7Njv8W2GyuvvvDiFL79JkAXSHk2vjwDgmSLHHCHB9KPCs0_pqFgYA8-9fz_6t-AcABXX5HkmAw/s1080/368452635_6402986869821047_6092350173273254942_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1063" data-original-width="1080" height="630" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRRc-XgzQ-PxGjblK0ktO7j6dLh6JU5HYxsurm7KRDFGsgnbZR9PyeYxXEglG9JvE-6cyAgSCJByv9Je31TlTVRYD4lkGTFaBznrZ-zd6Z87Ja7Njv8W2GyuvvvDiFL79JkAXSHk2vjwDgmSLHHCHB9KPCs0_pqFgYA8-9fz_6t-AcABXX5HkmAw/w640-h630/368452635_6402986869821047_6092350173273254942_n.jpg" width="640" /></a></div><br /> <p></p>Crudoshttp://www.blogger.com/profile/02612839762240132465noreply@blogger.com0